jueves, 27 de diciembre de 2012

Panamá tiene más “billonarios” en 2012

El año 2012 en Panamá fue extremadamente convulsionado, tanto política como económicamente. La política oficial de gobierno se redujo a crear oportunidades de negocios para las trasnacionales que especulan con las riquezas panameñas: el Canal de Panamá y todas las actividades de transporte marítimo, los negocios inmobiliarios, el turismo y otras afines. El crecimiento de las ganancias bancarias son un buen indicador de la política de despojo que aplica el gobierno en detrimento de las familias de los trabajadores, de la gente del campo, de los pequeños y medianos empresarios y, sobre todo, de la juventud, de las mujeres y de las etnias discriminadas.
Los ideólogos de los gobernantes, hasta hace poco, decían cínicamente que mientras más rápido los millonarios se hacían billonarios, las riquezas comenzarían a “gotear” hacia abajo y favorecer a los pobres. En los últimos diez años la riqueza de Panamá, utilizando el indicador convencional del producto interno bruto (PIB), se multiplicó tres veces pasando de 10 mil millones a más de 30 mil millones de dólares. Sin embargo, la pobreza sigue golpeando a cerca de la mitad de la población y el empleo informal sigue siendo la forma de trabajo más común en el país.
La población panameña tiene cada vez menos oportunidades para educarse. Las tasas de deserción tienden a subir cada año. Al mismo tiempo, los servicios de salud y seguridad social así como los servicios de agua potable, la recolección de basura, el saneamiento ambiental y otros servicios básicos han colapsado sin soluciones a la vista.
La corrupción - que antes se disimulaba-, en la actualidad, es una práctica abierta. La Contraloría, la Procuraduría y otras instancias de control no actúan para detener el caos en el manejo de los fondos públicos. ¿Qué hace el gobierno con los mil millones de dólares que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) le traspasa anualmente al gobierno? El gobierno anunció que tenía una lista de proyectos que entre 2010 y 2014 demandarían inversiones por 13 mil millones de dólares. ¿Dónde están los informes sobre esas inversiones? Mientras tanto, el presidente de la Asamblea de Diputados gasta arbitrariamente 600 mil dólares del erario público en la compra de 30 mil jamones para regalarle a su base electoral (que tiene menos de 10 mil familias). La Contraloría ni la Procuraduría creen prudente realizar una investigación.
El crimen aumenta de la mano de la militarización. El gobierno movilizó tropas para reprimir las protestas populares contra los despojos de tierras en Chiriquí y en Colón con un saldo de cinco muertes. La provincia del Daríen y la comarca de Kuna Yala han sido convertidas en zonas de acceso limitado. Los estamentos de seguridad panameños, entrenados y financiados por EEUU, siguen realizando sus experimentos de armas y de guerra psicológica. La política equivocada de “guerra contra las drogas”, impulsada por la Embajada de EEUU, se ha convertido en una campaña para convertir a los jóvenes panameños – especialmente los más humildes - en consumidores de los estupefacientes.
El incremento del empleo informal en las ciudades, tiene su complemento en las áreas rurales donde los campesinos e indígenas son expulsados de sus tierras por intereses especulativos turísticos, mineros e hidroeléctricos.
¿Qué es lo que más le disgustó a los panameños en 2012?
En primer lugar, el alto costo de la vida. El incremento de los precios supera los ingresos informales de los trabajadores. Según las estadísticas, la canasta básica (de alimentos y otras necesidades) aumentó en forma significativa en 2012. Los salarios de los trabajadores se estancaron.
En segundo lugar, los panameños se sienten cada vez más inseguros en la calle, en sus comunidades y en sus hogares. La militarización – denominada seguridad nacional – en su momento, engañó a muchos haciéndolos creer que iba a acabar con la violencia ha hecho lo contrario. Un indicador fehaciente es el número de homicidios que aumentó en 2012.
En tercer lugar, la corrupción que ha convertido a los empleados públicos en blancos para quienes quieren hacer negocios ilegales. Desde las posiciones más altas hasta las más bajas, “todos tienen un precio”, declaró un encumbrado “servidor público”.
¿Qué quieren los panameños para 2013?
Primero, un plan económico que ofrezca empleo, especialmente para los jóvenes. El empleo informal y el trabajo precario son dos características negativas de la estructura económica panameña. La mayoría de los panameños no tienen empleos fijos (y trabajan sin contratos ni seguro social) y, como consecuencia, sus familias se desintegran.  
Segundo, un plan social que garantice salud, educación y vivienda a todos los panameños. Los panameños quieren programas de salud a nivel de las comunidades y centros de salud para atender las enfermedades. El gobierno tiene recursos suficientes para lograr este objetivo pero prefiere gastarlos en negocios con sus socios del sector privado. El pueblo también quiere escuelas en las comunidades donde viven los estudiantes con educadores bien pagados.
Tercero, un plan de seguridad que ponga fin a la corrupción, que garantice la tranquilidad de las comunidades y que erradique las guerras territoriales sangrientas por el control de la distribución de drogas ilícitas.
Panamá, 27 de diciembre de 2012.

jueves, 20 de diciembre de 2012

El genocidio del 20 de diciembre de 2012

Herbert Nelson se destacó en el Instituto Nacional como estudiante y como dirigente. Participó en las jornadas heroicas de enero de 1964.Hace pocos años Nelson falleció pero no sin antes dejar un libro - Fundamentos ideológicos de las intervenciones de EEUU en Panamá - sobre la invasión militar norteamericana perpetrada en un día como hoy hace 23 años.
Según Nelson, “lo que aconteció aquel 20 de diciembre de 1989 fue un genocidio, una afrenta a las inteligencias civilizadas. Los sofisticados aviones de combate norteamericanos F-117 bombardearon los barrios asentados alrededor del Cuartel Central, provocando el incendio de las casas de madera y un número considerable  de muertos y heridos.  Desde la bahía que colinda con el barrio de El Chorrillo los barcos de guerra cañoneaban el Cuartel  Central que se ubica dentro en El Chorrillo.  Por este mismo lado entraron tanquetas”.
Nelson señala que “las escenas que se produjeron en el barrio de El Chorrillo fueron escalofriantes.  Se veía venir a la gente corriendo, mujeres con niños en brazos, niños agarrados de las faldas de su madre, niños sobre los hombros de otros niños, espantados, llorando, algunos ancianos arrodillados en los quicios de sus puertas, otros escondidos bajo sus camas, gemidos de dolor emergiendo de los escombros de las casas destrozadas, pedazos de carne humana y huesos mezclados con escombros y numerosos incendios por toda el área”.
En el libro Nelson dice que “el ataque se dirigió a varios puntos de la capital, pero especialmente en los alrededores del Cuartel Central, donde las tropas norteamericanas chocaron con miembros de las Fuerzas de Defensa y milicianos de los Batallones de la Dignidad.  El poder de fuego de las tropas norteamericanas por tierra, aire y mar, fue inmensamente superior al de los militares y civiles que resistían la invasión.  En el cuartel de Fuerte Amador, las tropas de las Fuerzas de Defensa resistieron las embestidas de los invasores. El aeropuerto de la capital, así como otras terminales aéreas del país quedaron inutilizadas por los ataques desde el aire”.
Incluso, agrega Nelson, “durante el desarrollo del conflicto EEUU cerró a la navegación el tránsito a través del Canal de Panamá.  Por primera vez desde 1914 el Canal estuvo cerrado, negándosele el acceso a barcos de naciones que mantenían una posición neutral en el conflicto”.
Nelson reconoce que “a pesar de la envergadura de los ataques norteamericanos,  la resistencia desorganizada de las Fuerzas de Defensa y de civiles fue heroica si tomamos en consideración el potencial de fuego y la sofisticada maquinaria bélica que usaron los soldados norteamericanos”.
También apunta como “ese mismo día el triunvirato (el presidente Endara y los vicepresidentes  Arias Calderón y Ford) que había sido juramentado en una base militar norteamericana (esa madrugada), se dirigió  al país y le pidió  a los militares y a los civiles que oponían resistencia al avance de las tropas invasoras, a no poner obstáculos a la misión de las tropas invasoras”.  A Endara, según Nelson, le fue conferido el triste papel histórico de formular el mensaje:
No resistan el avance de las fuerzas norteamericanas. No queremos más sufrimientos ni más dolor.  Cuando todo haya concluido podremos celebrar la llegada de la democracia, la justicia y la libertad... Hay que aceptar la honorable paz que nos ofrece el presidente norteamericano George Bush”.
Nelson describe el momento en que “el sol se hizo presente la mañana de ese fatídico 20 de diciembre de 1989, (exponiendo) las escenas dantescas que se mostraban en el destruido barrio de El Chorrillo. Cientos de civiles aparecían muertos y heridos en las calles, debajo de los escombros. Las humildes casas ardiendo en llamas. Los hospitales de la capital no se dieron abasto para atender a tantos heridos y muertos, de los que pudieron ser rescatados por familiares y amigos de las víctimas”.
En la descripción que recoge Nelson, “el Cuartel Central de la avenida A aparecía virtualmente destruido. En su interior yacían muertos más de un ciento de militares integrantes de la unidad “Machos de Monte”. Según testimonio del maestro Rafael Olivardía, los “Machos de Monte” y todos los que cayeron defendiendo el terruño patrio fueron “héroes”.
Según Olivardía, “después de un traqueteo de ametralladoras ya no se oyó el tiro solitario. Murió el último ‘macho de monte’. Nos llevaron de El Chorrillo a Balboa.  En el camino vimos asesinar a gente amarrada. Nos dolía.  Caminábamos entre cadáveres. Nos dolía mucho”. 
Nelson concluye que “al darse cuenta del infame genocidio que habían perpetrado, los norteamericanos intentaron ocultar ante la faz del mundo el resultado de sus delitos y pusieron obstáculos a la Cruz Roja Internacional para que no entrara en las zonas de conflictos a prestar auxilio a los heridos que yacían desangrándose. Algunos de los cadáveres eran incinerados en la playa con lanzallamas y las cenizas tiradas a la bahía para que el mar las desapareciera. Otros cadáveres fueron introducidos en furgones frigoríficos, junto con algunos heridos, y sepultados en fosas comunes.  Se calcula que cada furgón tenía capacidad para almacenar un promedio aproximado de 400 cadáveres”.
20 de diciembre de 2012.

jueves, 13 de diciembre de 2012

La clase media del Banco Mundial

América latina y Panamá se encuentran envueltas en las telarañas de un conglomerado de instituciones trasnacionales creadas por EEUU para (des)orientar a la opinión pública. Las más antiguas son el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Otras más recientes son Moody’s, Heritage Foundation y el USAID. En la década de 1960, el BM fue transformado para “combatir la pobreza” y crear una nueva clase media. Fue un rotundo fracaso y terminó apoyando los regímenes militares de la época.
La USAID está ahora mismo en una etapa de transformación (metamorfosis) de la cual pocos saben como va a terminar. El Heritage Foundation promete convertirse en un guerrero defensor universal de los postulados conservadores más sagrados. Moody’s es una empresa dedicada a emitir opiniones políticas sobre la solvencia de empresas, bancos y países. En 2008, cuando colapsaron todas las empresas bancarias de EEUU, Moody’s las calificaba como sobresalientes. En la actualidad, Perú y México – políticamente afines a Washington - ocupan las posiciones más altas en la lista de Moody’s, mientras que Venezuela y Argentina – mal vistos por la Casa Blanca - ocupan los lugares más bajos.
En la literatura sociológica, desde principios del siglo XIX, la llamada clase media ocupa un lugar destacado. Los franceses Comte y Tocqueville incorporaron el concepto en sus análisis. Igualmente, los alemanes Marx y Lassalle. Los funcionalistas norteamericanos Parsons y Merton fundaron una escuela de pensamiento que colocó la clase media en el centro de la “acción social”. Con motivo de un informe reciente del Banco Mundial sobre la “clase media” en América latina, todos los medios comerciales del continente (incluyendo EEUU) se han abocado a la tarea de resucitar este viejo concepto abandonado por los ideólogos neoliberales.
La clase media en los textos norteamericanos es en teoría quien garantiza la estabilidad social que necesita todo país para que los inversionistas puedan extraer sus ganancias. La afirmación es algo pretenciosa y, además, no refleja la realidad histórica. Cuando en América latina las “clases medias” llegaron al poder mediante gobiernos populistas (Perón, Castro, Goulart, Allende, Torrijos y muchos otros), EEUU los declaró sus enemigos y no descansó hasta eliminarlos físicamente o derrocarlos. Por gobierno populista se entiende el poder compartido, en forma de alianza, por una clase empresarial (dominante), capas medias (hegemónica) y trabajadores. El proyecto de los gobiernos populistas es afianzar el desarrollo capitalista mediante pactos sociales.
Según el informe reciente del BM, “la clase media en América Latina aumentó entre 2003 y 2009, hasta llegar a constituir un inédito 30% de la población”. (Se olvida los períodos donde predominaban gobiernos populistas). La institución bancaria con sede en Washington anuncia triunfalmente que entre los años mencionados, “la clase media aumentó en 50 por ciento, pasando de 103 millones habitantes a 152 millones”.
De un plumazo, el Banco Mundial declara que América latina se ha vuelto “segura” para las inversiones de los capitalistas norteamericanos. EEUU está buscando fórmulas para mantener su nivel de ganancias (“crecimiento económico”) a flote. El gobierno del presidente Obama anunció que privilegiará a la cuenca del Pacífico para realizar inversiones. El BM (tal como lo hizo el candidato perdedor Mitt Romney) le pide al mandatario norteamericano que no se olvide de América latina. 
El BM hace cálculos aritméticos poco convincentes para llegar a la conclusión que en la región de Nuestra América el 30 por ciento de la población es clase media. La “clase pobre” – que divide en dos - representa el 68% de la población. Los ricos son el restante 2%.  El BM asegura que “el panorama es alentador si se compara con 1995”, cuando un 78% de la población era pobre y un 20% era clase media”. (Durante la década de 1990 los neoliberales destruyeron las economías de muchos países de la región – Argentina, México, Perú, Venezuela, entre otros - con políticas de “austeridad”).
Según el BM, la riqueza producida en la región (PIB), creció a una tasa anual de 2,2% en la década de 2000. Agrega que hubo “una mejor distribución de esos ingresos”. El BM no menciona el hecho de que este crecimiento y mejora en la distribución en muchos países fue gracias a las políticas de estímulo y no de austeridad recomendados por sus programas neoliberales.
Durante el período en que reinó la política del BM y del FMI en América latina (1985-2005), la pobreza se agudizó. Los números positivos que presenta el BM a escala regional son producto, en gran parte, de las políticas sociales – contrarias al neoliberalismo - del presidente Lula de Brasil, país con el 40% de la población de América latina. Durante el período de Lula (2000-2010) se repartieron aproximadamente mil millones de dólares a través de programas para los pobres. Las políticas mitigaron la pobreza pero no crearon una nueva clase media. El BM alega equivocadamente (con una agenda política que pretende cambiarle la imagen negativa al neoliberalismo) que ahora los habitantes de las “favelas” son clase media. Igualmente, los pueblos indígenas en sus comarcas son clase media. Los campesinos sin tierra también. Obviamente, la aritmética del BM no suma ni resta.
Panamá, 13 de noviembre de 2012.


jueves, 6 de diciembre de 2012

Crisis de “gobernabilidad”

El sistema político de Panamá se encuentra en una crisis de “gobernabilidad” propia de los ciclos que caracterizan su estructura social. Al mismo tiempo, la frágil economía capitalista del país experimenta una de las fases de mayor crecimiento de su vida republicana. El actual “boom” se puede comparar con los períodos marcados por la construcción del Canal de Panamá (1904-1914), la segunda guerra mundial (1936-1945) y la culminación del período de industrialización por medio de la sustitución de importaciones (1960-1970). No es una casualidad que después de esos períodos de “boom” el país cayera en profundas recesiones económicas y en años de inestabilidad política: La crisis inquilinaria a mediados de la década de 1920, las movilizaciones populares de fines de la década de 1940. Así mismo, la crisis de los partidos que culminó con el golpe militar de 1968.
A simple vista, el caos y el desorden políticos que se observan, destruyendo el tejido social del país, puede achacarse al mal manejo administrativo de la cosa pública y a la corrupción a todos los niveles de la vida pública y privada. Sin embargo, la causa es mucho más profunda. Por un lado, la guerra declarada entre los diferentes sectores de la clase dominante por el control de los aparatos gubernamentales se ha convertido en el problema central del Estado panameño. No hay diálogo y no existen posibilidades a corto plazo de encontrar un terreno sobre el cual establecer una concertación.
El presidente Ricardo Martinelli ha encabezado a un sector de la clase dominante acusando a los demás de “ladrones y de corruptos”. En su discurso de apertura de la Asamblea de Diputados en 2012, dijo que el gobierno necesitaba fondos para desarrollar sus obras. “Para lograr estos cambios necesitamos dinero, plata, billete, money, fluss, chen-chen. Esos recursos tienen que salir de algún lado. Le metimos la mano en el bolsillo a los empresaurios. Y eso no nos lo perdonan”.
Los otros sectores no se quedan atrás, acusando a Martinelli de estar dirigiendo una pandilla de facinerosos que quiere vaciar las arcas fiscales. Alegan que Martinelli y los otros millonarios en su gobierno quieren convertirse en billonarios embolsando los miles de millones de dólares que ingresan a la hacienda pública nacional anualmente. Estas sumas estratosféricas son el producto de los tributos (peajes) que pagan los usuarios del Canal de Panamá, las rentas que pagan los operadores de los puertos del Atlántico y del Pacífico y de los movimientos de dinero que realiza el centro bancario instalado en la ciudad de Panamá.
El enfrentamiento provocado por Martinelli tiene como fundamento medias verdades. Los grandes empresarios panameños no contribuyen al fisco para el funcionamiento de la administración pública. Durante casi un siglo de dominación, ellos han sabido como evadir el pago de sus obligaciones con la sociedad. Los ingresos del gobierno son, en su gran mayoría, tributos que provienen del manejo de la ruta de tránsito (Canal de Panamá) e impuestos a las transacciones comerciales.
En esta batalla entre fracciones de la oligarquía no existe una clase media que sirva de moderadora o colchón que amortigüe los golpes. Es una realidad de todos los países de América latina. En el caso de Panamá, su ausencia le permite a la oligarquía abusar del poder político y concentrar cada vez más el poder económico. Según estadísticas nacionales, el 10 por ciento de las familias panameñas concentran casi el 40 por ciento de la riqueza del país. El 1 por ciento posee casi el 30 por ciento del poder económico. 
La clase media – aproximadamente el 20 por ciento de las familias del país – tiene acceso al 20 por ciento de la riqueza nacional. Las clases populares, otro 70 por ciento de la población sólo tendría el 40 por ciento de la riqueza. Esta desigualdad aguda crea condiciones políticas de ingobernabilidad extremas.
Sólo existen tres formas de gobierno posibles en un país que presenta características tan agudas de desigualdad y concentración del poder. En primera instancia, un régimen oligárquico como el actual basado en la rapiña y la represión de los sectores populares. La falta de capacidad de la oligarquía panameña para administrar este tipo de gobierno obliga a sus dirigentes a buscar un protector extranjero. La república creada en 1903 ha descansado, en gran parte, sobre este supuesto por más de cien años.  
En segunda instancia, han surgido gobiernos populistas en que la oligarquía ha delegado su poder político – casi obligada - a una instancia intermedia que toma las riendas de la república. El populismo constituye una alianza entre una fracción de la clase dominante y algunos sectores subordinados. Cuando el pacto deja de ser útil, la oligarquía recupera su hegemonía mediante la intervención armada exterior.
Por último, en forma hipotética, un gobierno que es formado por un partido (fracción) de la débil clase media en alianza con los sectores populares organizados y que tenga capacidad para enfrentar militarmente las amenazas de una fuerza armada extranjera. Este tipo de gobierno tendría que contar con una correlación de fuerzas sociales y políticas favorables tanto dentro del país como en el exterior.
Panamá, 6 de noviembre de 2012.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Las lluvias no son responsables de las tragedias sociales

El pueblo panameño es castigado de manera sistemática por las inclemencias sociales provocadas por las construcciones defectuosas y por las agresiones armadas de los gobernantes de turno. Todos los años, sin excepción, en la época en que la naturaleza arroja más agua sobre el istmo – el mes de noviembre – se producen las peores catástrofes: los ríos inundan las urbanizaciones de las principales ciudades del país, colapsan caminos y carreteras, y se desbordan represas y puentes.
Los gobiernos y los medios de comunicación inmediatamente anuncian que por culpa de la naturaleza se pierden vidas y viviendas. Lo mismo ocurrió el fin de semana pasada cuando los ríos desbordaron sus cauces y arrasaron con urbanizaciones en los distritos de Colón, Arraiján, La Chorrera y Capira. Perdimos cinco de nuestros mejores hijos. Las autoridades gubernamentales, con el presidente Ricardo Martinelli a la cabeza, denunciaron las lluvias como las culpables.
Echarle la culpa a la lluvia por la pérdida de vidas y propiedades es absurdo. Es igual que culpar al automóvil por la muerte de un peatón atropellado por la irresponsabilidad de un conductor ebrio. Igual sería decir que el arma de fuego es responsable de la muerte de alguien herida de bala. Todos sabemos que el conductor o el que dispara el arma son los responsables por sus actos. En el caso de las inundaciones hay que preguntarse quienes son los responsables.
La respuesta es sencilla. El problema es que las autoridades no quieren formular la pregunta. Los afectados, a su vez, son objeto de engaños y terminan creyendo que la lluvia o la naturaleza es la culpable. Los responsables de las tragedias son los que dan los permisos de construcción de las urbanizaciones que obstruyen el paso de los ríos y quebradas. Incluso, hay barriadas que se levantan sobre los lechos secos de ríos que sólo aparecen cuando las cabezas de agua en las serranías revientan y lanzan poderosas corrientes de agua en dirección al mar.
La semana pasada, la urbanización Nuevo Arco Iris de Colón, inaugurada hace cuatro meses, se hundió cuando las aguas buscaron su salida al mar por debajo de las casas. Arturo Alvarado, director del Sinaproc, en unas extrañas declaraciones dijo que ‘no se puede especular que las casas no están bien construidas. De no ser así, hubiera habido vidas que lamentar’. El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, respondió señalando que hay que estudiar cómo se están haciendo estas barriadas.
En La Chorrera, una urbanización que tenía cuatro años de existir fue inundada por las aguas del río Caimito cuando la barrera construida este año para proteger otro proyecto de vivienda, desvió las aguas hacia la primera comunidad. Igual ocurrió a nivel de las carreteras que unen La Chorrera (desde el oeste) y la ciudad de Colón (desde el norte) con la ciudad de Panamá que fueron interrumpidas por las crecidas de los ríos.
Obviamente la solución es construir viviendas, urbanizaciones y carreteras en forma planificada teniendo en cuenta los cursos de los ríos. Además, no confundir tragedias naturales con aquellas provocadas por la mala planificación social y urbana de los gobiernos y sus especuladores asociados. El presidente Martinelli, en forma irresponsable, declaró inmediatamente que utilizará fondos del Canal de Panamá para cubrir los gastos que tendrán que realizar los afectados por la tragedia. Todos los proyectos deben tener seguros. Si no lo tienen el gobierno debe explicar porqué carecen del más mínimo resguardo. ¿Será porque al construir las urbanizaciones los especuladores y los gobiernos saben de antemano que son de alto riesgo por las fallas inherentes a su diseño?
El presidente Martinelli insinuó que las inundaciones podrían obligar al gobierno a utilizar créditos extraordinarios que aumentarían el presupuesto del gobierno. El incremento significaría tener que aumentar el déficit fiscal y endeudar aún más al país. A pesar de la magnitud de la tragedia, Martinelli no llamó a las unidades militares del SENAFRONT para contribuir con las tareas de rescate y limpieza que afectó un área que se extiende del océano Pacífico al Atlántico.
Como un "caldo de cultivo listo para el desastre" catalogó la directora de la Fundación Panamá Sostenible, Raisa Banfield, la situación de Panamá. Según la activista ambiental y arquitecta, no se pueden evitar que las lluvias sean intensas, pero sí se puede mitigar sus efectos. Agregó que se deben cumplir con los planes de ordenamiento territorial ambiental. En el caso de los ríos Aguacate, Caimito y Trapichito en el sector oeste de la provincia de Panamá, las inundaciones afectaron un total de 650 viviendas. Mientras tanto, en los alrededores de la ciudad de Colón fueron afectadas otras 400 viviendas, aproximadamente.
La intensidad de las lluvias, normales en esta época del año, obligó a la Autoridad del Canal de Panamá a abrir las compuertas de las represas en Alajuela y Gatún para dejar pasar las aguas del río Chagres hacia el Caribe. En muchos casos, la construcción de barriadas se hace en zonas bajas, orillando los ríos, donde los inversionistas pueden especular con los bajos costos y los precios altos. Esta práctica ilegal es promovida por empresarios inescrupulosos, financieras (bancos) ávidas de ganancias y gobiernos corruptos.
Panamá, 29 de noviembre de 2012.

jueves, 22 de noviembre de 2012

La identidad panameña y el proyecto de Nación

En lo que llamamos “el mes de la Patria” – noviembre – surgió un movimiento por el fortalecimiento de la identidad panameña. No faltaron quienes se sintieron atraídos por la proclama de quienes “haciendo un llamado desesperado, un grito de alerta” – como diría Ana Elena Porras – convocaron a los panameños a sumarse a una lucha por rescatar el país.
El movimiento que reúne a una gran cantidad de personas, está preocupado por el despilfarro que experimenta actualmente el país. Es un despilfarro que va de lo económico a lo social, pasando por lo cultural. Señala que Panamá “atraviesa por un proceso de transformaciones, generado en buena medida por la incorporación del Canal a nuestra economía interna... que conduce a nuevos negocios y operaciones vinculados a las comunicaciones interoceánicas... al mercado mundial”. Sin embargo, no se percibe un avance, no progresamos como país “Estas transformaciones pueden producir un país mucho más próspero y equitativo, si corregimos a tiempo el rumbo de nuestras políticas económicas y sociales hacia objetivos de inclusión social y sostenibilidad”. 
Quienes se preocupan por la identidad panameña, hacen especial énfasis en las luchas nacionales de los panameños durante el siglo XX destinadas a recuperar la soberanía secuestrada por EEUU a principios del siglo pasado. Consideran que en la actualidad los panameños corremos un verdadero peligro. “El riesgo de dejarnos arrebatar los frutos de la lucha patriótica contra el enclave colonial, que son el resultado de muchas generaciones de panameños y panameñas, es advertencia oportuna que hacemos, a juzgar por la desnacionalización del país que observamos en el presente”.
La proclama denuncia que “se ha reducido nuestra educación a una pura dimensión instructiva, para formar empleados más dóciles y eso no nos hará más competitivos”. Expresa seria preocupación por el “menosprecio (de las autoridades por) el aprendizaje humanístico conducente a formar ciudadanos y ciudadanas con capacidad analítica, pensamiento crítico y creativo, honestos y con cultura de paz”. Además, la proclama expresa “indignación, porque nuestras autoridades persisten en restarle importancia a la memoria histórica y a la identidad nacional, generadoras de autoestima, cohesión social y personalidad individual”. Igualmente, siente un “dolor frente a las medidas económicas que profundizan la desigualdad educativa y toda esperanza de que existe un sistema de igualdad de oportunidades”.
La proclama denuncia el nuevo estilo de corrupción que se ha apoderado de los gobernantes panameños. Han convertido los símbolos patrios en mercancía que pueden generar ganancias por millones de dólares sin reproche alguno. Destacan las “inútiles inversiones que remilitarizan el país, sin disminuir la violencia... Construcciones insostenibles energética y ambientalmente... Propaganda gubernamental que pretende hacer olvidar prioridades como la construcción de escuelas suficientes y bien equipadas”. Se olvidan de la “educación integral y de calidad, en horarios completos, que forme ciudadanos que defiendan la ética y la democracia... La formación de científicos y profesionales, que impulse la construcción de un país sostenible económica, social y ambientalmente”. 
En una conferencia de prensa la profesora universitaria, Ana Elena Porras, fue enfática al decirle “
a esos políticos que traicionan a sus electores y a nuestro pueblo que no queremos limosnas, ni su circo, sino que reclamamos nuestros derechos y exigimos justicia”. A nombre del Movimiento, también le recordó a quienes se llaman autoridades políticas que los panameños “no somos maleantes, estúpidos ni ignorantes”. De manera valiente levantó la bandera de lucha y proclamó que “éste es el día en que nace la resistencia nacional, en defensa de nuestra memoria e identidad nacional”.
El Movimiento tiene muy claro que Panamá es un país con una historia rica en expresiones culturales, políticas y luchas nacionalistas. Igualmente, destaca la coyuntura favorable que presenta, actualmente, la realidad mundial para que Panamá aproveche su privilegiada posición geográfica y saque provecho del enorme potencial marítimo que posee. La proclama del Movimiento se quedó corto en un aspecto: ¿Cuál es el proyecto de Nación?
Cuando hablamos de Patria, estamos aludiendo a nuestro pasado, al legado de nuestros padres. Al referirnos a los enormes negocios asociados a nuestra posición geográfica hablamos del presente: Altas tasas de crecimiento económico y ampliación del producto interno bruto. ¿Cómo se combinan estos factores para entregarle a las futuras generaciones los elementos para que puedan construir esa Nación que todos anhelamos?
Sin duda, se requiere en forma urgente un plan de desarrollo nacional. Plan que han rechazado los gobiernos liberales y neoliberales desde la década de 1990. En el caso del gobierno del presidente Martinelli, han confundido una estrategia de inversiones  quinquenal con un plan de desarrollo.
La Nación no puede reducirse a un negocio, tal como denuncian los miembros del Movimiento por el fortalecimiento de la identidad panameña. El proyecto de Nación que todos debemos construir es una ciudadanía educada, participativa y creativa, que descansa sobre una base económica donde todos están empleados en actividades productivas. El proyecto de Nación es el conjunto de familias, organizadas en comunidades, que cuentan con una distribución equitativa de las riquezas del país. El proyecto de Nación es un territorio que es defendido y protegido por su ciudadanía organizada políticamente sin estar sometido a fuerzas militares extranjeras. 
Panamá, 22 de noviembre de 2012.

jueves, 15 de noviembre de 2012

La red bancaria en Centroamérica y Panamá

En una conferencia reciente celebrada por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) en México, planteamos que la región centroamericana está experimentando transformaciones radicales. Situamos el análisis del Istmo en el contexto de la crisis mundial. La crisis, a diferencia de lo mucho que se ha escrito, presenta nuevas oportunidades que deben aprovecharse. Los cambios a nivel mundial deben ser asumidos con cierta audacia.
En el último cuarto de siglo XX, la región fue testigo de cómo la correlación de fuerzas en la región se transformó con el triunfo de la Revolución sandinista y la victoria del FMLN. Asimismo, cómo Panamá obligó a EEUU a levantar sus estacas coloniales, evacuar sus bases militares y ceder la administración del Canal de Panamá.
La región centroamericana se encuentra en una posición geográfica muy particular. Se encuentra en la frontera donde se detuvo el avance geopolítico de EEUU a principios del siglo XX. A pesar de que han pasado 100 años, la correlación de fuerzas no se ha estabilizado creando constantes enfrentamientos, inestabilidad política y conflictos sociales. Tanto la economía “primarizada”, con su monoproducción exportadora, como la estructura industrial,  basada en la sustitución de importaciones, y su diversidad de clases sociales, estaban atravesadas por una abierta presencia norteamericana.
Los 6 países centroamericanos han emergido en el nuevo siglo con economías financierizadas (aunque dependientes). La burguesía industrial y la clase terrateniente han perdido su hegemonía, el mensaje revolucionario de la clase obrera y los campesinos han perdido parte de su energía y las capas medias se han marchitado. En cambio, las luchas centenarias de los pueblos indígenas por la defensa de sus tierras y comunidades han adquirido un nuevo perfil.
El sector bancario y financiero han crecido a tasas excepcionalmente altas mientras que los sectores productivos como la agricultura y la industria se han estancado y entrado en recesión. Ha aparecido una nueva burguesía financiera hegemónica que controla los gobiernos e intenta apoderarse de las instancias ideológicas (educación, comunicación, religiosas e, incluso, de entretenimiento).
Para romper la vieja hegemonía de la alianza agro exportadora – industrial, la fracción financiera ha pactado con sectores progresistas en todos los países de la región. En algunos casos con éxito, en otros con retrocesos. Los más salientes son los casos de Nicaragua y El Salvador, donde gobiernan partidos frentistas. También se destacaron, en su momento, los casos de Honduras (con el Partido Liberal progresista de Zelaya) y en Panamá (con el caso del PRD, antiguo brazo político de los militares nacionalistas). El golpe de Estado contra Zelaya puso fin temporal a la experiencia en Honduras. La alianza del PRD con el sector financiero entró en crisis con Martinelli.
En el pacto fueron incluidos en forma subordinada los trabajadores y campesinos, cuya fuerza ha disminuido cuantitativa y cualitativamente. Las capas medias, importantes para legitimar la nueva correlación de fuerzas, constituyen el talón de Aquiles al no poder consolidar su posición en el nuevo pacto.
 A diferencia de hace pocas décadas, la fracción financiera de las burguesías centroamericanas están tratando de consolidar una red regional a través de bancos y otras instituciones financieras que tienden a buscar oportunidades para entrelazarse y hacer negocios transnacionales. Al mismo tiempo, se ha notado una disminución de la participación de la banca norteamericana.
Se está produciendo una “integración” desde arriba que no necesita pactos intergubernamentales o de la intervención de políticos profesionales. El proceso de integración no requiere plazos para la negociación y menos la intervención de otras fracciones de la burguesía (agrícola o industrial) y menos de los trabajadores, campesinos, pueblos indígenas o capas medias.
A pesar de todo, la nueva clase hegemónica necesita el aparato del Estado para imponer sus condiciones y disciplinar cualquier disenso sea de las otras fracciones de la clase burguesa o de las clases subordinadas. A su vez, “la guerra contra las drogas” implica una fuerte militarización de los países de la región que favorece los intereses de EEUU. En cada país, el presupuesto militar supera el 20 por ciento de los presupuestos nacionales. El papel estratégico de la banca norteamericana en el lavado de dinero, producto de transacciones consideradas ilícitas, está cambiando rapidamente.
El control del Estado es fundamental para subordinar a la población y, especialmente, a los sectores organizados de los trabajadores. Hay áreas en que todos los gobiernos de la región coinciden. Estos son el control de los sindicatos obreros, de las asociaciones de trabajadores, de las cooperativas y de los estudiantes. La política dirigida a la desindustrialización ha aminorado el crecimiento de las organizaciones obreras. En el marco de este debilitamiento cuantitativo de la clase obrera, los gobiernos han redoblado sus políticas de flexibilización y desregulación. Mientras que las áreas productivas se han estancado y están en recesión, crecen las inversiones en los aparatos represivos (militar y de la policía).
El intercambio comercial entre los países de la región ha disminuido, no hay inversión en infraestructura que promueva el comercio regional, tampoco hay políticas sociales que busquen sacar ventaja de las sinergias regionales: Salud, educación, seguridad social, entre otros.
15 de noviembre de 2012.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Obama triunfa sin mucha alegría y con poca esperanza

El triunfo electoral del presidente Barack Obama no sorprendió. Los observadores políticos predecían su victoria, aún por estrecho margen. En todo caso, su triunfo fue más obra de su contrincante, Mitt Romeney, que del propio mandatario norteamericano. Durante su campaña, el presidente reiteró una y otra vez las fallas que el pueblo de su país le había criticado. En primer lugar, su obsesión por salvarle a los banqueros sus inmensas fortunas adquiridas en los últimos años. En segundo lugar, mantener y reforzar el enorme aparato militar a escala global. Por último, Obama ganó a pesar de apagar la luz de la esperanza que prendió en la campaña de 2008.
Pareciera que la estrategia de Obama y de su equipo es mantener un delicado equilibrio entre las fuerzas que intentan recuperar el poderío industrial de EEUU y los sectores que optaron por apropiarse de una creciente porción de las riquezas mundiales. Los primeros creen que pueden recuperar las tasas de ganancias perdidas en los últimos lustros incrementando la masa de trabajadores empleados a escala mundial. Los otros, apuestan a lo que llaman la “captura de las ganancias”. Es decir, adueñarse de todas las riquezas producidas sin necesidad de hacer partícipes a los trabajadores de una porción, aunque pequeña, de los excedentes.Obama repitió durante su presidencia, y continuó durante su campaña, que tenía como objetivo reducir el desempleo e impulsar el consumo de los trabajadores. Los financistas, las capas medias, los trabajadores y el mismo Obama creyeron poco en el discurso. Tenía la ventaja sobre su adversario en la medida en que éste le prometía al electorado más de la medicina que ofrecía George Bush: Pérdida de poder de compra, ninguna posibilidad de recuperar el estilo de vida que incluyera bienes de consumo duraderos - vivienda, carro, otros - reducirle los impuestos a los más ricos y continuar exportando empleos al exterior. Incluso, Romney lo enmarcó en una fantasiosa relación de “libre comercio” con América latina.Sin decirlo, Obama representa el gran capital norteamericano y sus socios globales que buscan desesperadamente una solución a la parálisis (¿recesión?) de la economía capitalista. No tienen una solución que ofrecer y temen cometer un error pueda tener resultados catastróficos. Están atrapados en un círculo vicioso que no avanza y los lanza a guerras sin estrategias y aventuras guerreristas sin fin.
Creen que el problema se reduce a resolver el problema fiscal de EEUU. Obama y los republicanos se pelean en torno a lo que llaman el “precipicio fiscal”. Es decir, la deuda de EEUU que supera el producto interno bruto, en gran parte, culpa de las guerras de Bush y el despilfarro. Obama prometió controlarlo y no pudo debido a las supuestas peleas con los republicanos. Obama insiste en que se puede equilibrar el presupuesto si los ricos pagan impuestos, si se pone fin a las guerras y se recortan programas innecesarios. Los republicanos aseguran que se puede bajar el presupuesto sin cobrarle impuestos a los ricos y aumentando el presupuesto militar.
El problema de fondo, sin embargo, es que la economía no produce las riquezas neesarias para mantener una máquina tan grande y sofisticada como la de EEUU. Se sigue endeudando imprimiendo más billetes y ofreciéndolos como crédito a todos los países del mundo. Obama tiene la obligación de parar el juego o el país se caerá por el “precipicio fiscal”.La política republicana durante la campaña prometió más guerras, más pobreza e inestabilidad global. A pesar de lo peligroso que representa este camino, muchos sectores frustrados de EEUU plantean posiciones radicales, que incluyen enfrentamientos internacionales. Para quienes racionalizan este pensamiento conservador/neo-liberal, se refugian en la tesis de la creatividad destructiva. Es decir, para reconstruir una sociedad capitalista nueva hay que destruir la existente, especialmente a las organizaciones laborales y la riqueza cultural acumulada durante varias generaciones.
Obama insistió en su programa basado en elevar los niveles de productividad, incursionar en áreas tecnológicas renovadas e incrementar la competitividad de la industria de punta de EEUU. Todos se reducen a elevar la tasa de ganancia. Este discurso presenta serias dificultades para alcanzar su objetivo. En primer lugar, para alcanzas esas promesas tiene que invertir fondos que no tiene. Por el otro, la propuesta implica dejar atrás una mayoría de los trabajadores tanto norteamericanos como del resto del mundo. Los logros en su momento pueden ser espectaculares (telecomunicaciones, el programa espacial, el internet y los inventos militares) pero su capacidad para continuar revolucionando el sistema capitalista se enfrenta a sus propias contradicciones.
El capitalismo del siglo XX – y su variante norteamericana – logró constituir un bloque hegemónico que incluyó tanto a empresarios como trabajadores en EEUU. El bloque pareció consolidarse con el colapso de la URSS y el triunfo de Obama en 2008. Incluso, la declinación económica  no hace mella significativa – aún – sobre la hegemonía cultural. Es interesante notar que según un estudio reciente, mientras que el 80 por ciento de la población norteamericana consideraba el sistema de “mercado” el mejor para EEUU en la década de 1980, en la actualidad, bajo a sólo el 50 por ciento.
El triunfo de Obama sin mucha alegría y con poca esperanza, es posiblemente una primera señal de una crisis de hegemonía que ponga fin al culto al mercado y al consumo.
El gran ausente en la campaña electoral norteamericana de 2012 fue América latina: Cuba, México y Venezuela, estrellas en la agenda política de Washington fueron opacados por otros problemas. No es que no existen. Es que para ambos partidos de EEUU, los puntos de inflexión (issues) no eran relevantes para definir las posiciones más significativas.  El discurso de Obama se olvidó de 2008, de Bush, Guantánamo, Chávez, los hermanos Castro y engavetó la migración de millones de mexicanos. Romney, a última hora, mencionó su interés en resucitar a ALCA, que podrìa convertirse en salvavidas de EEUU frente a la creciente competencia china. Obviamente, América latina ocupa un lugar en la agenda. Pero este se encuentra en el mercado cultural, alta tecnología, el control sobre la guerra contra las drogas, la dominación militar y el monopolio agrícola. No compite en las áreas de los commodities (materias primas), finanzas regionales e industria pesada o transporte.
Los próximos cuatro años de Obama estarán concentrados en negociaciones con China y sus amigos asiáticos, en someter al Medio Oriente y reordenar su alianza europea donde Alemania será el eje principal. En los márgenes de su política, tendrá cuidado de no perder de vista a Africa y a América latina. Un mal paso o una nueva correlación de fuerzas con China, sin embargo, puede tener un impacto inesperado sobre lo que hoy constituye una relación triangular entre Obama, los líderes chinos y los países latinoamericanos.
7 de noviembre de 2012

viernes, 2 de noviembre de 2012

Un tratado comercial asimétrico y desigual

La economía panameña representa aproximadamente una dos milésima (0.002) parte de la de EEUU. Por cada transacción que se realiza en Panamá, en el país del norte se realizan 500. En otras palabras, los panameños y extranjeros en el istmo producimos en 2011 – en bienes y servicios - cerca de 32 mil millones de dólares. Los norteamericanos, y la gran población extranjera que reside en ese país, generaron gracias a su trabajo cerca de 16,000 mil millones de dólares. Algo como 500 veces más que los panameños.
Si analizamos estas cifras por cada habitante, la diferencia entre los países también es significativa. Los 320 millones de norteamericanos producen anualmente – cada uno - en promedio, casi 50 mil dólares. En cambio, los panameños producimos por cada habitante 10 mil dólares al año.
La desigualdad social y económica en ambos países es muy marcada. Entre los países industrializados del mundo, EEUU tiene la tasa de desigualdad socioeconómica más alta. Panamá se coloca entre los tres países de América latina con las tasas de mayor desigualdad. América latina es la región con las tasas de desigualdad más elevadas del mundo.
En Panamá, el 20 por ciento más rico concentra más del 60 por ciento de todas las riquezas del país. Algo parecido ocurre en EEUU. La desigualdad social y económica en dos países también explica las tasas altas de violencia, el porcentaje elevado de personas encarceladas y los problemas en sus sistemas de educación y salud.
La clase obrera de los dos países se reduce anualmente y los salarios pierden capacidad de compra. Las capas medias tienden a disminuir en ambos países y su participación política se hace sentir menos con el paso de los años. EEUU era la potencia hegemónica cuando encabezaba a los países del mundo en producción industrial, exportaciones, educación y poderío militar. En la actualidad, sigue siendo el país que gasta más en inversiones guerreras. (Invierte más en producir armamentos que todos los demás países del mundo juntos). Sin embargo, ha perdido su liderazgo en los campos de la producción industrial, exportaciones y educación.
Panamá es un país sub-desarrollado (en el sentido de su producción para el mercado capitalista). En los últimos 20 años (1990-2010) ha visto su producción industrial y agropecuaria disminuir. En cambio, los sectores que especulan con las finanzas han crecido en forma significativa (representan el 80 por ciento del producto interno bruto). Igualmente, las actividades económicas asociadas con el comercio marítimo mundial: Canal de Panamá, puertos, seguros y otros.
En este marco de creciente contradicciones sociales y de incertidumbre económica, Panamá y EEUU puso en efecto esta semana un tratado de “comercio libre” cuya negociación se inició hace más de diez años y que fuera firmado en 2007. EEUU, sin embargo, no lo ratificó hasta octubre de 2011 (junto con instrumentos similares con Colombia y Corea del Sur). Además, Washington le impuso a Panamá un conjunto de acuerdos que no estaban en el pacto original. Es un acuerdo que refleja la asimetría entre las partes. El gigante económico de EEUU manejará un vehículo donde Panamá queda colgada de una ventana sin posibilidad alguna de sacar ventaja del paseo. EEUU podrá colocar (dump) en el mercado panameño todo lo que produce. En cambio, Panamá no podrá vender sus productos en el país del norte.
Según el director de la Oficina de Comercio Exterior de EEUU, Ron Kirk, “bajo los términos acordados Panamá eliminará los aranceles y otros obstáculos a las importaciones norteamericanas. El tratado, agrega Kirk, promoverá el crecimiento económico y la expansión del comercio entre los dos países”. Obviamente, el gobierno panameño no tiene algo que decir. Su silencio lo dice todo. Para Panamá el acuerdo promoverá más subdesarrollo económico y menos exportaciones a ese país. 
El acuerdo final se logró cuando hace unas semanas el presidente Ricardo Martinelli firmara una adenda permitiendo que EEUU aplicara su legislación sobre propiedad intelectual y patentes en Panamá. Panamá también permitirá que EEUU utilice sus mecanismos de resolución de conflictos en el país. Panamá es uno de los pocos países del mundo que permitió que EEUU reemplazará su propia legislación por reglamentos norteamericanos en esta materia.
Según la oficina de Comercio Exterior de Washington, el tratado le permitirá a EEUU introducir al mercado panameño, entre otros productos, arroz y azúcar. Panamá es un importante productor de arroz para una población que privilegia el consumo de ese rubro. El gobierno panameño ya le ha notificado a los agricultores de arroz que cambien de producción para acomodar el arroz norteamericano. Cuando la oficina de Comercio Exterior de EEUU se refiere al azúcar hay indicios de un cambio histórico de política. Desde principios del siglo XX, Panamá exporta azúcar (de caña) a EEUU.
En 2010 las exportaciones de EEUU a Panamá sumaron un total de 8.2 mil millones de dólares. Panamá, a su vez, sin incluir los servicios marítimos (Canal de Panamá) y bancarios, le exportó a EEUU menos de 500 millones de dólares. Con el tratado, EEUU proyecta que sus exportaciones aumentara a 20 mil millones de dólares. Panamá no se beneficiará. La relación entre ambos países continuará con los mismos vicios de desigualdad, asimetría y sólo beneficiará a una de las partes.
1º de noviembre de 2012.

jueves, 25 de octubre de 2012

Colón en “estado de sitio”

“A llorar al cementerio…” fue el grito de batalla del presidente de la Asamblea de Diputados después de aprobar la Ley 72 que privatiza las tierras de la Zona Libre de Colón (ZLC). Fue un anticipo de la muerte del niño José Patricio Vega Betancourt, de 9 años de edad, y del trabajador Andreve Dixon, de origen kuna. El niño fue atravesado por una bala y el trabajador kuna recibió un disparo en la frente en medio de la represión desatada contra el pueblo colonense por parte de la Policía Nacional y del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT). 
Este cuerpo militarizado es financiado, armado y entrenado por el Comando Sur de EEUU que ha identificado como el enemigo número uno de sus intereses a “los campesinos e indígenas de Panamá”. La militarización acelerada del país puede explicar el reciente nombramiento de un comisionado (coronel) de la Policía como vice-ministro de Seguridad.
La Policía actúa sin un plan de contingencia y los heridos de bala se acumulan. Los medios de comunicación fueron amedrentados por actos de violencia contra su personal.  La Policía Nacional allanó la Iglesia San José de la ciudad atlántica con el fin de detener a personas refugiadas en ese sitio. Felipe Cabezas, dirigente del Frente Amplio de Colón, denunció el ataque de la Policía y dijo que Colón se encuentra en “estado de sitio”. El Frente inició un paro de 48 horas de todos los sectores de Colón a partir del lunes. Cabezas declaró que el Frente quiere dialogar con el gobierno una vez que derogue la Ley 72. Como consecuencia de la represión del martes, el Frente anunció que el paro tendría carácter indefinido. El ministro de Seguridad, J. Raúl Mulino, aseguró que la represión que ha causado dos muertes y decenas de heridos se justifica para proteger a los manifestantes. Igual opinó el Director de la Policía Nacional, Julio Moltó.
Apenas en febrero de este año, Martinelli desplazó al SENAFRONT a San Félix donde el pueblo ngobe buglé organizado se opone a la construcción de hidroeléctricas en su comarca. Murieron dos trabajadores. En 2010 Martinelli también transportó en avión varios batallones del SENAFRONT para aplastar una protesta de los trabajadores de la bananera Bocas Fruit. En este caso, murieron dos obreros indígenas. Todas las muertes fueron provocadas por heridas de balas. Se registraron, además, decenas de heridos de perdigones y mujeres ultrajadas.

La privatización de la ZLC

La “privatiziación” de las tierras de la ZLC traspasa la propiedad de ese patrimonio de la ciudad de Colón a intereses privados. Hasta ahora, la tierra era propiedad del Estado y patrimonio de los colonenses (según la Ley que creó la ZLC en 1948). Los comerciantes alquilaban los lotes donde construían mejoras (almacenes y tiendas) para depositar mercancías y venderlas a los compradores de países vecinos (en gran parte, la región andina, el Caribe y Centro América).
Hay dos versiones para justificar la operación financiera del gobierno de Martinelli, ninguna de las cuales se relación con las políticas neoliberales impuestas por las agencias financieras norteamericanas. Por un lado, los financistas del Ministerio de Economía y Finanzas incluyeron en el presupuesto de 2013 una partida de US$400 millones que sería cubierto con la venta de las tierras de la ZLC. Por el otro, con la venta de las tierras el gobierno está creando un nuevo segmento de “rentistas” que vivirían de los alquileres de las tierras de la ZLC. Es decir, se trasladaran los ingresos de los alquileres que recibe el gobierno a un grupo de propietarios privados.
Una tercera versión, que surge de algunos sectores, es que Martinelli tiene interés en comprar el paquete inmobiliario y convertirlo en parte de su patrimonio personal. También se estudia la venta de los terrenos vecinos (del Estado) que ampliarían la ZLC que serían adquiridos inmediatamente.  Esta opción no fue concebida ni por los fundadores de la ZLC quienes veían la zona franca como un negocio rentable sin necesidad de tener que compartirlo con los “rentistas”. Los gobiernos liberales (1948-1968), militares (1968-1989) y neoliberales (1990-2010), a su vez, vieron la ZLC como una “caja menuda” siempre disponible para desarrollar proyectos en diferentes partes del país. El diputado de la oposición, Elías Castillo, señaló que el gobierno quiere vender estas tierras para “utilizar ese dinero para gastos y para politiquería”. Según otro diputado, José Blandón, el gobierno necesita dinero para sufragar “el clientelismo y el robo descarado de los recursos públicos”.

Todo Panamá se solidariza con Colón

En una extraña coincidencia, la Asociación de Usuarios de la ZLC, la Cámara de Comercio, sindicatos, estudiantes y otras organizaciones cívicas y populares condenaron la actitud del gobierno que no quiso dialogar antes de aprobar la Ley 72 en la Asamblea. En medio de las manifestaciones populares en la ciudad de Colón, el presidente Martinelli salió del país con destino a Japón (su viaje número 67 al exterior en tres años de gobierno). En Japón Martinelli tuvo el tiempo necesario para atacar a China provocando un incidente internacional deplorable con el principal surtidor de mercancías de la ZLC y el segundo usuario más importante del Canal de Panamá.
El gabinete de Martinelli parece que está experimentado serias grietas por la forma irresponsable que ha manejado las protestas colonenses. Por un lado, el ministro de la Presidencia, Roberto Henríquez, ha indicado en privado que abandonaría su cargo por razones de salud. A su vez, la ministra de Educación, Lucy Molinar, también ha evidenciado descontento por los acontecimientos de Colón. La ministra fue la única miembro del gabinete que no firmo el proyecto de Ley cuando fue enviado a la Asamblea.
El país entero se ha solidarizado con el pueblo de Colón, las provincias, las comarcas, los municipios, los trabajadores del agro, los obreros de la ampliación del Canal de Panamá, estudiantes e, incluso, sectores empresariales. A la vez, responsabilizan nuevamente al presidente Martinelli, por los desmanes cometidos por las fuerzas policíacas.
25 de octubre de 2012.

jueves, 18 de octubre de 2012

El Fondo de Ahorros de los “Empresarios”

En medio del griterío provocado por los políticos de las grandes empresas transnacionales y sus sucursales panameñas, se creó la nueva figura legal denominada Fondo de Ahorros de Panamá (FAP). En la Asamblea de Diputados los partidos políticos, con el Partido Cambio Democrático del presidente de la República a la cabeza, aprueban leyes impopulares destinadas a arrancarle al pueblo los pocos recursos que le quedan. Los partidos de la oposición, sin provocar sorpresas, no hacen esfuerzo alguno para detener el saqueo de comunidades, pueblos y del mismo país.
Todo parece indicar que cada vez es menos lo que las empresas monopólicas pueden arrancarle – legal e ilegalmente – al pueblo panameño. La “guerra contra las drogas” ha servido para que esta clase y sus partidos políticos se rearmen nuevamente hasta los dientes, reprimiendo a los pueblos indígenas, campesinos y comunidades pesqueras.
En teoría, el capital puede despojarle a los trabajadores parte del valor de su trabajo. Es decir, el capital se queda con una parte de la riqueza producida por los trabajadores. Esta capacidad para apropiarse del trabajo ajeno fue analizado por grandes pensadores como Adam Smith – en el siglo XVIII - y Milton Friedman en el siglo XX. Aún más, estos y otros autores estudiaron la forma en que el capital se apropia de la naturaleza que en dos siglos ha llegado a su límite. Esto significa que el capital se apropia del pasado de los pueblos, de su herencia e, incluso, de su propia historia.
Ante las dificultades para arrancarle más valor a los trabajadores y la creciente destrucción de la naturaleza, los empresarios panameños han creado una figura que puede resolver en parte el dilema de cómo seguir haciendo dinero si han acabado con los trabajadores y la naturaleza. La solución es el Fondo de Ahorros de Panamá.
El FAP no es el instrumento legal que los empresarios utilizarán para seguir saqueando las playas o los ríos, tampoco servirá para continuar explotando a los trabajadores (extendiendo su tiempo de labores o reduciendo aún más sus salarios). El Fondo de Ahorros tiene su mira puesta en los hijos y nietos de los trabajadores y las futuras generaciones de panameños. Mediante el FAP los empresarios de la especulación crearan una bolsa en donde todas las riquezas que genere la posición geográfica privilegiada de Panamá se depositarán. Según el ordenamiento legal que pretenden crear, todos los fondos que se generen en el futuro estarán a la disposición exclusiva de este grupo de empresarios,
Mientras que los trabajadores – 80 por ciento de la población – siguen empobreciéndose, este grupo de empresarios tendrá asegurados ingresos multimillonarios. De la enorme riqueza del cual dispondrán, una pequeña parte será destinada a satisfacer las necesidades de una decreciente clase media (que prefiere llamarse “sociedad civil”).
Lo que se ha creado es el Fondo de Ahorros de los empresarios, del emporio comercial soñado por Mariano Arosemena, Tomás Arias y tantos otros que resucitaron en el siglo XXI. La junta directiva del FAD estará compuesta, en forma exclusiva, por un grupo de empresarios dignos herederos de los “próceres” que quisieron – pero no pudieron – vender la patria que los panameños le entregamos a mala hora.
La Junta Directiva del recién creado FAP fue oficializada mediante decreto ejecutivo por un periodo de siete años. Fue nombrado José Abbo, asesor financiero, quien laboró en SFC Investments Panama y Cable and Wireless, entre otras reconocidas empresas al servicio del capital trasnacional monopólico. En la directiva también estará Alberto Alemán Zubieta, quien fungió durante 16 años como administrador de la Autoridad del  Canal de Panamá (ACP). Los acompañará el exministro de Economía y Finanzas, Alberto Vallarino C., quien es actualmente vicepresidente del Partido Panameñista. Los tres fueron designados por el gobierno para ocupar esas posiciones durante cinco años.
Los otros directivos, quienes estarán en el cargo por tres años, son Fred Kardonski, heredero de una familia que hizo fortuna en el comercio de trasiego de la Zona Libre de Colón. No sorprende ver el nombre del presidente de la República electo en 1984, Nicolás Ardito Barletta. Igualmente, otro antiguo ministro de Economía y Finanzas, Domingo Latorraca. Por último, Jorge Vallarino Strunz, hijo del jefe de la Guardia Nacional (1952-1968), Bolívar Vallarino..
Entre las personas nombradas para formar parte de la directiva del FAP no hay un profesional de la medicina, derecho o ingeniería. No hay un profesor, académico o intelectual. No hay un activista ambiental, sindical o agricultor. En otras palabras, sólo fueron nombrados personas que se dedicarán a hacer negocios para sus patrocinadores. No hay un solo representante del país. No hay un vocero de los intereses de la Nación panameña y de su pueblo.
Los mártires del 9 de enero de 1964 quienes simbolizan las luchas por la recuperación de la soberanía y del Canal de Panamá han sido muy mal servidos. Precisamente, quienes se opusieron a las luchas populares para la recuperación de la posición geográfica usurpada por EEUU, ahora estarán sentados en la directiva del FAP administrando los recursos futuros de un pueblo que luchó y sacrificó 23 jóvenes en esas luctuosas jornadas de enero de 1964.
La lucha continúa.
18 de octubre de 2012.

 

jueves, 11 de octubre de 2012

Jované presidente: “Hambre cero”

En un acto multitudinario, el economista y profesor universitario, Juan Jované, anunció su intención de presentar su candidatura independiente a las elecciones presidenciales de mayo de 2014. En el acto participaron organizaciones de trabajadores, campesinos, indígenas, educadores, estudiantes y movimientos sociales. En su discurso Jované subrayó los elementos que formarían parte de su programa de trabajo. Destacó durante su intervención que su meta sería alcanzar “hambre cero” entre la población.
Recientemente, informes oficiales indicaron que el 15 por ciento por ciento de la población vive en condiciones de pobreza extrema. Es decir, medio millón de personas se acuestan en las noches y se levantan en las mañanas con hambre en Panamá. El 40 por ciento de la población panameña se encuentra por debajo de la línea de pobreza. Si Jované llega a la Presidencia eliminaría del todo el hambre mediante políticas concretas. Según el profesor universitario el país tiene los recursos para transformar los indicadores sociales desfavorables. Sólo se necesita el 0.5 por ciento de la producción nacional para acabar con la pobreza.
La mayor parte de los presentes en el lanzamiento de la candidatura eran jóvenes trabajadores y estudiantes. Dirigiéndose a ellos, Jované planteó que “los jóvenes tienen que organizarse para ejercer el poder”. Insistió que su movimiento independiente se tomaría el poder y lo ejercería con energía. Entre las medidas de primera instancia es la erradicación de la corrupción. “Corrupto visto, corrupto preso”, exclamó.
También afirmó – adelantándose a los curiosos – que su gobierno no reconocería el pago de las deudas contraídas mediante actos de corrupción. A su vez, aseguró que perseguiría a los “ladrones” que se encuentran cobijados en las instituciones del país. A los neoliberales que están destruyendo el sistema educativo del país, les anunció que establecería un sistema de dos turnos para todos los estudiantes del país.
También anunció un cambio radical en el sistema fiscal del país. En la actualidad, dijo, sólo pagan impuestos los más pobres. Desde la Presidencia crearía los mecanismos para que todos paguen impuestos, incluyendo a los más ricos quienes son los que evaden sus compromisos fiscales. Revertiría las políticas aprobadas por los últimos gobiernos que están destruyendo los recursos naturales, ríos, playas, bosques, manglares e, incluso, las áreas urbanas. Declaró que Panamá sería libre de minería a cielo abierto.
"Este país hay que refundarlo”. El fracaso de los gobernantes queda demostrado en la baja producción agrícola y en el alto costo de la canasta básica. Relacionó la crisis del agro y su paulatina desaparición con el hambre. Es urgente una política de seguridad alimentaria.
Los especuladores han acabado con los agricultores quienes ya no pueden sembrar y pronto desaparecerá la producción ganadera y avícola. Indicó que se deben endurecer las leyes contra la especulación. Según el aspirante presidencial, el problema está en los intermediarios por lo anunció una política que beneficie a los productores directamente.
"Vamos a perseguir a todo aquel  que cometió actos de corrupción en materia fiscal. Así como perseguí a los empresarios que le debían a la Caja de Seguro Social. Así lo haré para recuperar ese dinero que sirve para ayudar a los más necesitados", aseguró.
Jované no anunció cual sería su estrategia para alcanzar las 16 mil firmas que necesita para inscribir en el Tribunal Electoral su candidatura independiente. Según la ley electoral tendrá un período de seis meses – a fines de 2013 – para cumplir con la meta. Anunció que la persona que lo acompañará en la formula presidencial va a ser una mujer. Varios candidatos independientes han anunciado sus intenciones para presentarse en las elecciones de 2014.
Jované identificó su candidatura con el pueblo y los trabajadores. Varias organizaciones sindicales y gremios de educadores estaban presentes en el acto. En la actualidad, el partido en formación, Frente Amplio por la Democracia (FAD), también se identifica con los trabajadores. EL FAD, que cuenta con el apoyo del FRENADESO, aún no ha proclamado un candidato a la Presidencia.
En un documento que circuló en el evento presidido por Jované, se sintetizaron los 10 lineamientos centrales de la candidatura:
Defender a la población frente a la inflación y la especulación. Poner fin a la corrupción organizada desde las posiciones más altas del gobierno.
Establecer las condiciones materiales y sociales para la seguridad y soberanía alimentaria. Promover una política agropecuaria al servicio del país.
Asegurar los servicios básicos para toda la población: educación, salud y seguridad social.
Proteger el medio ambiente para la presente y futuras generaciones. Revertir todas las medidas contrarias a la sostenibilidad ambiental introducida por esta y las anteriores administraciones.
Restablecer y promover los derechos de todos los trabajadores. Rescatar el Código de Trabajo.
Iniciar un proceso de transformación y diversificación productiva. Desarrollar un sector industrial eficiente capaz de generar trabajos decentes.
Desarrollar una política fiscal equitativa, transparente y responsable.
Construir un ambiente de seguridad ciudadana para todos.
Profundizar la democracia y la equidad en todos sus aspectos.
Practicar una política independiente comprometida con la integración y la promoción de la paz.
11 de octubre de 2012.

jueves, 4 de octubre de 2012

El Banco Mundial y la educación

Con motivo de la publicación del informe del Banco Mundial, Mejores empleos en Panamá, se presenta la oportunidad para realizar una revisión a fondo de las políticas educativas del país. En primer lugar es urgente “sectorizar” la educación para darle a todos los jóvenes oportunidades de asistir a escuelas y colegios en sus propios barrios. En segundo lugar, hay que poner fin a las políticas de austeridad e incrementar el presupuesto educativo para que refleje el aumento del PIB. Significaría construir colegios y escuelas en “Panamá Este”, “Panamá Oeste” y San Miguelito. Además, mejorar los salarios miserables de los educadores. En tercer lugar, urge redefinir las propuestas del Ministerio de Educación dirigidas hacia el sistema llamado “público privado” que pretende reducir aún más las oportunidades de educación de la juventud panameña. Todo indica que el Banco Mundial no apoya la transformación del sistema educativo nacional en un “mercado persa” subvencionado por el Estado.
El Banco Mundial publicó el documento Mejores empleos en Panamá en junio de 2012 destacando el fuerte crecimiento de la economía panameña en el último lustro. “Sin embargo, agrega el informe, el fuerte crecimiento económico generó pocas mejoras para los pobres que habitan las áreas rurales y, en particular, para los grupos indígenas”. El Banco Mundial señala, además, que “la disminución de la tasa de pobreza ha sido modesta y la pobreza extrema aún se sitúa en torno al 15 por ciento” de la población. Para rematar, la institución con sede en Washington, indica que “el país mantiene una de las tasas más elevadas de desigualdad de la región y del mundo”.
Con una mano la institución financiera más influyente en el plano internacional otorga y con la otra le resta importancia a los avances financieros de Panamá. Entre 2001 y 2011, Panamá dobló su producto interno bruto (PIB)”. El Banco Mundial destaca que ese crecimiento se concentró en las actividades relacionadas con el comercio marítimo (Canal de Panamá, puertos y seguros), la banca (actividades especulativas) y la construcción. Admite que el sector agropecuario y la industria se estancaron. No considera que esta falla estructural de la economía panameña constituya un problema ya que forma parte del plan establecido por los gobiernos del país por casi 20 años.
La primera sección del informe presenta las tendencias en el mercado laboral entre 2001 y 2011 y su relación con el crecimiento del PIB. En la segunda sección evalúa las habilidades de la fuerza laboral y el desempeño del sistema educativo. La tercera sección presenta el sistema de protección social. El Banco se siente satisfecho con los logros alcanzados. Considera que el incremento del trabajo informal y el trabajo precario contribuye a flexibilizar el mercado laboral pero al mismo tiempo tiende a incrementar el nivel de los salarios. No toma en cuenta, empero, que son salarios correspondientes a trabajo precario. Es decir, son empleos mal renumerados que no cuentan con estabilidad ni tampoco seguridad social.
Una parte importante del informe lo dedica al análisis de la relación entre la productividad del trabajo y la educación. Señala que la productividad del trabajo es muy baja en Panamá. En este punto hace una salvedad señalando que el país ha hecho grandes progresos en el campo de la educación... en los últimos 50 años. Es decir, al final del período dominado por los desarrollistas liberales y durante los gobiernos militares. Agrega que la tendencia hacia una mayor desigualdad social promovida por las políticas actuales no contribuyen a la promoción de una fuerza de trabajo más productiva.
Según el Banco Mundial, “mejorar la calidad de la educación requerirá reducir la desigualdad en la provisión de servicio educativo entre ricos y pobres así como mejoras en los sistemas de gobernanza y rendición de cuentas”. La crítica del Banco no sólo se refiere al actual gobierno. También está dirigido a los gobiernos anteriores que aplicaron políticas de ajuste y austeridad en el campo de la educación. Mientras que el PIB se duplicó en la última década, el presupuesto en educación apenas ha crecido.
“Panamá enfrenta todavía el desafío de lograr una educación secundaria universal y mejorar la calidad general de su sistema educativo para impulsar la productividad de su fuerza laboral”, señala el informe. “La desigualdad en el logro educativo constituye un desafío adicional, ya que la diferencia en años de educación entre los panameños más y menos educados, asociada con las condiciones socioeconómicas, se mantiene en aproximadamente 6 años de educación”. Es decir, la diferencia de clase social en Panamá constituye una barrera infranqueable para que los jóvenes de menos recursos puedan lograr mejorar su condición social mediante la educación.
Según el Banco Mundial “las escuelas (panameñas) que atienden estudiantes pobres tienden a registrar una infraestructura deficiente y docentes insatisfechos”. Hay indicios, apunta el informe, que en “los segmentos más pobres de la población hay menos interés en la educación que en otros grupos económicos”. ¿Será que las políticas neoliberales están desincentivando a los jóvenes panameños en sus estudios? Además, el informe señala que no es recomendable permitir que  las diferencias entre las escuelas públicas y las privadas sigan aumentando.
4 de octubre de 2012.

jueves, 27 de septiembre de 2012

La violencia y las drogas

La Universidad de Panamá efectuó recientemente un foro sobre la despenalización de las drogas. Los académicos sometieron a examen la aparente pérdida de control del tráfico de drogas ilícitas por el país y en el país. Los efectos de esta situación está generando una ola de violencia sin precedente. Además, las agencias de Seguridad – incluyendo la Policía Nacional, el SENAFRONT y otras instituciones – están cada vez más dedicadas a organizar actividades represivas olvidándose de las preventivas.
Los ponentes también presentaron estudios sobre el consumo de drogas y sus efectos sobre la salud de un creciente número de adictos. Con preocupación se observó como los centros de salud e, igualmente, los centros de rehabilitación no cuentan con los recursos para enfrentar el problema. Aún más peligroso es el aumento del número de jóvenes – cerca de 6 mil (la mitad de la población privada de libertad) - que son detenidos y encarcelados por supuestos delitos relacionados con la posesión de drogas ilícitas.
La Universidad de Panamá tiene un Observatorio sobre las Drogas que está estudiando el flagelo de las drogas ilícitas desde una perspectiva social. También analiza las políticas públicas que no tienden a encontrar la solución al problema. Al contrario, el gobierno invierte cada vez más recursos en medidas represivas que se extienden desde las zonas urbanas hasta las áreas más remotas del país. Todo este esfuerzo para que la situación tienda a empeorarse.
En el foro, la Comisión Nacional para la Prevención de las Drogas (CONAPRED) anunció que también ha creado un Observatorio Panameño de las Drogas que está sistematizando la información proveniente de diversas instituciones. La CONAPRED reúne un total de 15 entidades públicas y privadas que trabajan en áreas de rehabilitación.
La violencia en la capital panameña así como en el interior del país ha incrementado en forma significativa en los últimos lustros. El fenómeno está relacionado con las políticas económicas y sociales adoptadas por los gobiernos más recientes. Por un lado, se han desregulado todas las medidas de control de las actividades económicas permitiendo que el crimen organizado se infiltre a todos los niveles de la sociedad. Por el otro, la creciente militarización del país ha introducido armas de todo tipo que llegan a manos de organizaciones delictivas que ajustan cuentas sin discriminación alguna.
La corrupción no sólo campea en los ámbitos del más alto nivel gubernamental y empresarial, también toca a las comunidades más pequeñas y humildes. La competencia por el control de espacios económicos - sean contratos multimillonarios o transacciones de poca monta - suele resolverse mediante la compra de influencias y la fuerza. Los casinos de juegos del azar no sólo operan en los hoteles de lujo de las ciudades del país, también tienen sus garras en comunidades donde residen las familias de los trabajadores precarios e informales. En torno a este ambiente criminalizado juegos de azar se agrupan los traficantes de drogas, los traficantes de blancas, los sicarios y otros elementos del "bajo mundo".
Hay una relación entre el incremento de las ganancias de los casinos y de la tasa de homicidios en Panamá. Mientras más prospera el tráfico de influencias mayor es el número de muertes violentas. La Policía Nacional no recibe directrices en cuanto a cómo enfrentar el flagelo de la violencia ya que con una mano sale a perseguir a los delincuentes y con la otra neutraliza todas sus acciones de prevención.
Mientras que las políticas de desregulación continúen imperando en Panamá, las tasas de homicidio y crimen aumentarán. Se requiere de una política capaz de generar una legislación que minimice el espacio en que puede operar el crimen organizado y la corrupción. A su vez, hay que invertir recursos en la activación del empleo decente para que la familia panameña recupere sus comunidades y expulse a los delincuentes.
La despenalización de las drogas es un concepto muy vago y se presta para diferentes clases de interpretación. Es el termino, sin embargo, que ahora están utilizado los políticos latinoamericanos para plantear la necesidad urgente de buscar nuevas opciones. La propaganda de la “guerra contra las drogas”, introducida hace cuatro décadas por el presidente de EEUU, Richard Nixon, se ha utilizado con fines políticos. La “guerra” no es contra las drogas sino contra los enemigos que surgen en los “guetos” de las grandes ciudades norteamericanas o contra “carteles” que operan en América latina. En años más recientes, EEUU utiliza políticamente la “guerra contra las drogas” para atacar gobiernos progresistas como los de Venezuela, Ecuador o Bolivia. Incluso, para asociar movimientos insurrectos como las FARC en Colombia con el tráfico de drogas.
Hay que ser más serios y buscar una fórmula para regular la producción, el consumo y, sobre todo, el trasiego de las drogas que hoy son ilícitas. Toda solución depende, en gran parte, de la regulación del consumo en el mercado mundial que se concentra en más de un 80 por ciento en EEUU. La Universidad de Panamá abrió el debate nacional. Es de esperar que esta iniciativa que nos obliga a buscar soluciones continúe para el bien de todos los panameños.
27 de septiembre de 2012.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Neoliberales

            Los ideólogos neoliberales crean toda clase de confusiones. En EEUU acusan a los trabajadores migrantes de origen mexicano, y otros latinoamericanos, de la recesión economica. Los mismos ideólogos achacan el estancamiento de la economía norteamericana a la Republica Popular de China que tiene obreros con salarios más bajos. En Europa pasa algo similar con los neoliberales quienes le echan la culpa de la crisis a sus respectivos pueblos.
            En Panamá la situación es algo distinta. El auge de la economía china ha impactado favorablemente al sector de servicios marítimos de Panamá. El Canal de Panamá y los puertos, así como el sector bancario y de seguros, crecen a tasas muy superiores al diez por ciento anual. Igualmente, hay un fuerte incremento en áreas especulativas como los inmuebles, el turismo y la minería.
            Los neoliberales panameños (fundamentalistas) insisten en plantear que el auge del último lustro es el resultado de sus políticas engendradas durante la gestión presidencial de Pérez Balladares (1994-1999). Fue en este período que el gobierno entregó casi la totalidad de las empresas públicas a un pequeño grupo de inversionistas. Además, inició el desmantelamiento de los sectores de la salud, educación y seguridad social.
            Los voceros neoliberales que se pasean por los pasillos refrigerados del actual gobierno felicitan al presidente Martinelli por sus iniciativas draconianas. Entre estas se destaca la política de reducir a su mínima expresión las inversiones y los servicios de salud dirigidos a la población. En cambio, el gobierno procura establecer centros hospitalarios para atraer empresas extranjeras y turistas al país. En la actualidad, hay un anteproyecto para privatizar las fuentes de agua de los panameños. Es decir, el IDAAN tendrá que comprarle a precios exhorbitantes el agua a un pequeño grupo de especuladores. Sin invertir un centavo, estos especuladores se adueñarían de las cabeceras de los ríos esclavizando a los 3.5 millones de habitantes del país.
            Los neoliberales también celebran sus avances en el campo de la educación. Las instalaciones escolares han sido abandonadas y los estudiantes no cuentan con la infraestructura mínina. Se está promoviendo el “rancho” escolar como modalidad en las áreas rurales e, incluso, en algunos sectores urbanos. El “rancho” reúne en un salón, bajo la dirección de una maestra, a niños de varios niveles.
            La falta de escuelas y equipos no impide que las autoridades no promuevan nuevas iniciativas. En la actualidad, se trabaja en otro proyecto legislativo para privatizar las escuelas del país. El programa consiste en convertir la educación panameña en un negocio. El proyecto de educación “público-privado” entregaría las instalaciones educativas y a los mismos educadores a empresarios para que puedan lucrar con los bienes públicos y los trabajadores de la educación. Este sistema ha fracasado tanto en el mundo subdesarrollado (Chile) como en el llamado “centro” (ver el caso de la ciudad de Chicago en Estados Unidos.)
            Los neoliberales proyectan una amplia gama de iniciativas públicas que incluyen negocios y también planes ideológicos. En el campo de la educación han logrado dar pasos importantes para eliminar del plan de estudios todas las materias que riñen con sus fines lucrativos. Su primer objetivo es eliminar las materias que enseñan a los jóvenes a pensar (filosofía, cívica), a tener conciencia de su identidad (historia) o materias que le ofrezca al adolescente posibilidades de proyectar su creatividad.
            Los neoliberales panameños descubren su verdadera intención ideológica cuando insisten en tergiversar la enseñanza de la historia. No aceptan que los panameños puedan levantar su propia bandera sobre territorio nacional. Rechazan el estudio de las relaciones entre Panamá y EEUU en el siglo XX. Durante casi un siglo, el  pueblo panameño luchó  por  recuperar su soberanía secuestrada por EEUU. El éxito de esta lucha es negada por los neoliberales y han logrado borrarlo de los textos escolares y de los salones de clase.
            Pronto los neoliberales podrán introducir en los textos escolares las figuras de los presidentes norteamericanos Ronald Reagan y George Bush como pioneros de los ajustes económicos en Panamá. Como lecturas obligatorias se leeran Harry Potter y Alicia en el país de las Maravillas. Los textos ya han borrarado los mártires de la gesta del 9 de enero de 1964 y las negociaciones encabezadas por Torrijos y Escobar Bethancourt para poner fin a la colonia de la Zona del Canal con sus bases miltiares. Se eliminaron las novelas de contenido social y nacionalsita de Joaquín Beleño, Luna Verde y Gamboa Road Gang. 
            ¿Cómo se explica que sectores amplios de la población permitan este atropello a la identidad y al bienestar de los panameños? La Universaidad de Panamá se opone a lo que considera un “enorme error” tergiversar la historia. Igualmente, los estudiantes del Instituto Nacional y otros planteles secundarios han protestado. El gobierno, la oposición política y los gremios empresariales, sin embargo, caminan de la mano con los ideólogos neoliberales pretendiendo acabar con el proyecto de nación. Los neoliberales comprenden bien que si convencen a los panameños que somos lo que ellos llaman “globales” les entregamos en bandeja de plata nuestras riquezas. Con esos millones manipulan a diputados, magistrados e, incluso, al propio presidente de la República y su gabinete.
20 de septiembre de 2012.