miércoles, 25 de enero de 2012

Illueca y la crisis política

En forma oportuna la revista TAREAS número 140 salió a la luz pública en enero con un homenaje al hombre de leyes y gran luchador social, Jorge E. Illueca. El político y jurista llenó las páginas de la historia panameña desde sus primeras incursiones en las movilizaciones populares de principios de la década de 1940 como joven estudiante en las jornadas de luchas nacionalistas, pasando por la formación del Frente Patriótico de la Juventud. El guerrero de muchas batallas aún no ha decidido reposar y participa en los grandes debates nacionales.

La revista que fundara Ricaurte Soler en 1960, reproduce dos escritos de Illueca que reflejan su pensamiento como panameño nacionalista. Además, nos permite ver de cerca las similitudes de una crisis política de hace tres generaciones y compararla con la actual. En el discurso de 1950, anunciando la decisión del Frente Patriótico de la Juventud de convertirse en partido político, denuncia la política tradicional de convertir el Canal de Panamá y la posición geográfica del país en una fuente permanente de corrupción y enriquecimiento de la oligarquía panameña. Además, fustiga a la administración del entonces presidente Arnulfo Arias por haber prometido cambios fundamentales sin haber cumplido.
Illueca pareciera estar hablando en 2012 y no en 1950 cuando denunciaba que “la situación trágica que confronta la República por la falta de un Gobierno serio que planifique la acción estatal, de manera que todas las comunidades del país se incorporen a la vida nacional y disfruten de un desarrollo económico a tono con la civilización actual, ha urgido al Frente Patriótico a abrir hoy una campaña decidida para su inscripción legal como partido, con el propósito definido de alcanzar el poder democráticamente, a fin de que la República cuente con un gobierno que no traicione los intereses populares”.
Illueca también señalaría con preocupación “que no hay actualmente un Ejecutivo serio participando en la dirección de los destinos nacionales... Consideramos que ese Ejecutivo es incapaz de rectificaciones y de una labor técnica, sistematizada y estable en la administración pública... Es nuestro deber no sólo el de organizar un partido con personalidad electoral, sino una fuerza dinámica, funcional, que mediante la acción popular en el juego democrático sirva de freno a los abusos, desmanes, excesos y arbitrariedades del Gobernante presente o de cualquier otro de similares proclividades”.
En el discurso, Illueca aseguraba “que el país no está dispuesto a tolerar más violaciones a la Ley y a la Constitución, y que (los abusos) de poder los combatiremos en la medida en que ellos se presenten. Que el pueblo panameño no es un pueblo servil ni degenerado y puede tener reacciones cuyo alcance no se puede predecir”. Como advertencia, Illueca le recordaba al gobierno de aquel entonces “que existe un núcleo de hombres y mujeres dispuestos a oponernos a cualquier sistema de despotismo y que ante los insistentes atentados de la Administración de llevar al caos a todos los aspectos de la vida nacional, estaremos al frente del pueblo en la hora en que sus desvíos hayan agotado la paciencia popular”.
En el segundo discurso que TAREAS reproduce, Illueca se dirige a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1983 a nombre de Panamá. Es un pronunciamiento emotivo y lleno de patriotismo. Sin embargo, Illueca deja claro que, a pesar de los triunfos diplomáticos panameños del pasado reciente, son muchas las tareas por realizar. No hay que olvidar que la tinta con la cual se firmaran los Tratados del Canal Torrijos Carter en 1977 aún estaba húmeda. Los tratados ponía fin a la colonia “zoneíta” y le ponía fecha de término (31 de diciembre de 1999) a la ocupación militar norteamericana de la Zona del Canal y a la administración del Canal por parte de ese país. Los sacrificios de los mártires de enero de 1964 no habían sido en vano. Sin embargo, Illueca no ignoró en su presentación histórica al foro mundial, que reúne a cerca de 200 países  del globo, que Panamá aún tiene que enfrentar serios obstáculos para alcanzar sus objetivos como nación.
Los dos discursos son de obligatoria lectura para todo panameño que quiere contribuir a la grandeza del país en el siglo XXI. Les recomendamos que consigan la revista TAREAS y estudien la obra de Illueca. Al mismo tiempo, pueden buscar el libro de tres tomos de Celestino Araúz con la biografía del jurista y luchador social.
Tareas también publica en el número 140 un trabajo de Claudio Katz, sociólogo argentino, que analiza la crisis mundial y las teorías que apuntan a una crisis de hegemonía de EEUU y el surgimiento de nuevas opciones para darle liderazgo al desarrollo del capitalismo mundial. No descarta, entre las opciones, el colapso del capitalismo como sistema que le da orden al sistema mundial.
Antes de que se produjera la crisis de la Unión Europea, Katz ya decía en su trabajo que el “Viejo continente” tendría una “evolución imprevista. Se expande hacia el Este sin estrategias claras y busca un perfil institucional que no logra definir. En comparación a la agenda imperial norteamericana, las propuestas europeas son inconsistentes”.
Panamá, 26 de enero de 2012.

jueves, 19 de enero de 2012

El retorno de la dictadura

Hace pocas semanas el Ministerio de Educación de Chile decretó que el golpe militar que encabezó el general Pinochet tenía que presentarse en forma diferente en los libros escolares de ese país. Para comenzar, la dictadura militar se llamaría “régimen militar”. Según el investigador chileno, Alvaro Cuadra, “cuanto más deleznable es un acto, tanto más se le reviste de una interesada retórica que esconda su naturaleza. De este modo, cada documento adquirió el tono formal para legitimar la ignominia”.
Pinochet gobernó Chile durante 17 años (1973-1990). En ese período en que los militares tomaron la ley en sus propias manos, murieron bajo la represión de las armas 3 mil personas, en su mayoría jóvenes, especialmente trabajadores y estudiantes. Cuadra plantea que la dictadura no sólo produjo persecución y muertes, “los chilenos fuimos rehenes por las armas y, también, prisioneros del lenguaje. El nuevo poder militar se apropió del habla e impuso el silencio ante cualquier disidencia. Si toda dictadura se define como un gobierno que impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente, la dictadura del lenguaje puede entenderse como un régimen que legitima en los signos una autoridad de facto. Por ello, toda dictadura vigila el lenguaje, lo administra y lo censura”.
Pinochet barrió con las organizaciones populares y también con las costumbres de las capas medias. Transformó la salud y la educación en mercancías. La riqueza del país fue concentrada en manos de una oligarquía financiera que aún se beneficia de las reformas neoliberales. Chile emergió de la dictadura militar en 1990 con una estructura social nueva y con una visión del mundo diferente, creada a punta de sangre y fuego por los generales pinochetistas. Incluso, el lenguaje fue transformado.
En el caso de Panamá, la dictadura militar (1968-1989) duró 21 años. A diferencia de Chile, las clases sociales que impulsaron las transformaciones de la Guardia Nacional se denominaban “desarrollistas”. (Una versión tardía de otras que aparecieron en la región). Para imponer su régimen sobre las fuerzas opositoras cobraron 110 vidas y exiliaron a decenas de políticos tanto de derecha como de izquierda.
A diferencia de Chile, donde el nuevo lenguaje tenía un tono neoliberal y las palabras que se introducían al vocabulario justificaba la transferencia de riquezas de los más pobres hacia los más ricos, en Panamá la ideología “desarrollista” se esforzó por crear un vocabulario populista.
En Chile, dice Cuadra, “después de más de veinte años del llamado retorno a la democracia, la sociedad chilena sigue sometida a la institucionalidad política y económica engendradas durante la dictadura. Sigue sometida a la dictadura de los signos, verdadera “diglosia” en que la verdad es mentira y la mentira es verdad”.
En el caso de Panamá, después de 20 años de “democracia” se ha logrado en gran parte destruir los símbolos populistas elaborados por los militares torrijistas y sus asesores. Con bastante éxito (y complicidad de muchos que se llaman torrijistas) los planteamientos desarrollistas, las estrategias de planificación y la noción de lo colectivo se han ido borrando del lenguaje de los panameños. El concepto de desarrollo se reemplazó por el de crecimiento. El uso del término planificación fue prohibido y finalmente erradicado, sustituido por la competencia. A su vez, el imaginario colectivo fue reemplazado por el individualismo privatizador que desintegra familias y destruye comunidades.
Mientras que en Chile, después de 20 años, el neoliberalismo impuesto por Pinochet sigue campante, en Panamá a partir de la invasión militar norteamericana de 1989 se impuso el nuevo lenguaje. Sin embargo, en Chile quienes se enfrentaron a la dictadura – trabajadores y estudiantes - siguen manifestando su espíritu de lucha. A nombre de todo el pueblo de ese país andino, los estudiantes y trabajadores rechazan las políticas que empobrecen a los chilenos.
En el caso de Panamá, los gobiernos electos que han seguido a la dictadura militar han logrado, en parte, cambiar el lenguaje de los panameños. Los miembros de los partidos que colaboraron, de una u otra manera, con la dictadura han tratado de arrogarse el triunfo sobre los militares. Se olvidan que fue el enfrentamiento asimétrico con las fuerzas armadas norteamericanas que acabó con la dictadura. Incluso, hay algunos que quieren construir un museo para recordar el papel de la llamada “Cruzada Civilista”, encabezada por los financistas panameños que movilizaron la oposición a los militares en la crisis de 1987-1989.
Se ha obligado a ambos pueblos a aceptar la palabra “democracia”, de la misma manera que se imponen las supuestas bondades del “crecimiento económico”. En la actualidad, el sistema político chileno así como el panameño pasan por una crisis producto del desgaste de 20 años. Hay indicios que sectores vinculados a ambos gobiernos anhelan un retorno a la “dictadura”, aunque sea de signo civil. El “crecimiento económico”, por su lado, no es otra cosa que el lucro y la codicia de los grandes grupos económicos. “Asistimos a la paradoja, concluye Cuadra, que cualquier demanda social o reclamo democrático se convierte de inmediato en una amenaza a la misma democracia. La dictadura del lenguaje no es otra cosa que el lenguaje de la dictadura en un presente que aspira a la democracia”.
Panamá, 19 de enero de 2012.

jueves, 12 de enero de 2012

Nueva versión CMA en Howard

El nuevo año 2012 que se inaugura en Panamá tiene todos los rasgos de ser políticamente turbulento como consecuencia de las luchas entre los grupos económicos y la creciente intervención militarista de EEUU. El gobierno del presidente Ricardo Martinelli ya dejó claro su inclinación a favor del  grupo de comerciantes que se enfrentan a los intereses del gran capital financiero. A su vez, crece el descontento popular que percibe el incremento de la criminalidad como una falla del gobierno y que también responsabiliza al presidente Martinelli por el aumento del costo de la canasta básica y la creciente informalidad del trabajo.
Los dos grupos que forman los intereses capitalistas dominantes de Panamá, comparten una ideología neoliberal (reducción del sector productivo de la economía) que privilegia la actividad especulativa, la flexibilización del empleo así como la creciente desregulación de la vida pública y la desintegración de la familia. Además, estos dos grupos - que se han declarado la guerra mutuamente (aún a nivel político) - creen ser los aliados estratégicos de EEUU. La presencia militar norteamericana en Panamá se redujo en la década de 1990 al cumplirse los Tratados del Canal Torrijos Carter. Sin embargo, desde 1996 (con el fracasado proyecto del Centro Multilateral Antidrogas - CMA), la militarización de la Fuerza Pública panameña crece con cada gobierno.
En la actualidad, EEUU ha logrado penetrar los estamentos de seguridad panameños en forma total.  Controla los mandos superiores y, al mismo tiempo, mantiene una vigilancia estricta sobre los movimientos de los militares panameños, especialmente en la provincia de Darién, fronteriza con Colombia.
Recientemente, EEUU anunció que creó una academia militar en Panamá para supuestamente entrenar a oficiales tanto de Panamá como de Colombia para “combatir personas indocumentadas”. Este objetivo pareciera, más bien, encubrir la política norteamericana de desestabilizar a las estructuras sociales colombianas y de paso hacer igual con Panamá.
El activista norteamericano John Lindsay-Poland, señala que instructores de EEUU y Colombia tendrán bajo su dirección a oficiales centroamericanos que serán entrenados en patrullaje fronterizo, control del tráfico de drogas y combatir a personas indocumentadas. En el caso de los panameños, también recibirán instrucciones para pilotear helicópteros marca Bell comprados el año pasado en Canadá. Aparentemente, estos vehículos aéreos de combate complementarán los helicópteros comprados en Italia, en medio de un escándalo financiero.
A fines de 2011 el ministro de Seguridad Pública de Panamá, J. Raúl Mulino, realizó viajes a Washington y Bogotá. En la capital norteamericana coordinó las acciones que realizarán los mandos militares de ese país en Panamá. En Colombia fue condecorado por el presidente Santos en medio de una reunión con todos los jefes militares del país hermano.
Lindsay Poland también informa que EEUU finalmente pudo inaugurar en abril de 2011 una versión del CMA en la base aérea militar de Howard, en la entrada sur (Pacífico) del Canal de Panamá. Según Lindsay Poland, se trata de un “centro regional para la guerra contra la droga que cuenta con el apoyo del Sistema de Integración de Centro América (SICA)”. El activista norteamericano denuncia que el SICA, instrumento de integración regional, “se ha convertido en un vehículo para la militarización de la región”. La nueva versión del CMA en Panamá servirá de sede para que EEUU pueda formar tropas de Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y República Dominicana.
Según Alfredo Callejas, el director del Centro, la base militar será coordinada con el Comando Sur de EEUU actualmente operando desde Key West, Florida. El Comando Sur se creó en Panamá después de la Segunda Guerra Mundial y coordinó todas las actividades militares de EEUU en la región latinoamericana por casi medio siglo desde la antigua Zona del Canal de Panamá. Según EEUU, el Comando Sur se limitará a vigilar el tráfico aéreo y marítimo en el área utilizando a Panamá como base. Cuando se negoció el CMA (1996-1998), EEUU tuvo que admitir que Panamá serviría también para apoyar ataques militares contra Colombia. Esta fue una de las razones por las que las negociaciones entre los dos países fracasaron hace 15 años. 
Lindsay Poland también confirma que EEUU está construyendo un muelle militar valorada en 1.8 millones de dólares en el área de Puerto Piña, provincia de Darién,  a pocos kilómetros de la frontera con Colombia sobre el Pacífico. La construcción la está haciendo una empresa ecuatoriana. Según otros informes, esta es una de las 11 bases aéro-navales que tendrá EEUU en Panamá. 
Los pescadores y campesinos, así como los pueblos indígenas de Darién, han sido perseguidos y acosados por los elementos militares panameños en forma creciente. Al principio los militares acusaban a los campesinos – sin pruebas - de venderles víveres a los “narcoterroristas” que pasaban por la región. En versiones más recientes, el gobierno declaró – abusando de su credibilidad - que los campesinos del Darién y Kuna Yala se habían convertido en aliados peligrosos de las FARC.
La creciente militarización de Panamá y la pugna abierta entre las diferentes fracciones de los grupos que concentran el poder, pueden constituirse en un caldo explosivo cuyas consecuencias son impredecibles.
Panamá, 12 de enero de 2012.

martes, 3 de enero de 2012

Blog de Marco A. Gandásegui (hijo) de 2012

Bienvenidos al blog de Marco A. Gandásegui (hijo) que recogerá todos sus articulos publicados en los medios de comunicación en 2012. Pueden consultar también los blog de Marco A. Gandásegui de los años 2008 a 2011 en este mismo sitio.
Este año promete ser muy movido a escala mundial. Veremos enormes cambios, producto de un proceso de transformaciones que experimenta un desarrollo capitalista turbulento lleno de incertidumbre. De igual manera, América latina pasa por un período de cambios. En el caso de Panamá, basado en la experiencia de los últimos dos años es necesario darle a las contradicciones propias del desarrollo capitalista un seguimiento muy cuidadoso en este país.
Todos estos procesos - durante las próximas 52 semanas - serán objeto de análisis en este blog.
Muchas gracias por su participación e interés.
Feliz año nuevo y continúen comprometidos con la lucha por un mundo mejor.

Alternativas de poder, Martinelli y los empresaurios

El discurso del presidente Ricardo Martinelli - el 2 de enero - con su rendición de cuentas a la Asamblea de Diputados causó conmoción en la clase política panameña. Las palabras del mandatario fueron cuidadosamente seleccionadas y tenían como objetivo crear el clima propicio para dar inicio a la campaña política que culminará con las elecciones generales en mayo de 2014.
El listado de obras de su gobierno que se destacó en su presentación, fue opacado por sus ataques a una fracción de la clase empresarial que se ha alejado de su gestión en años recientes. En vez de atacar a los partidos opositores como suelen hacer los políticos tradicionales, en esta ocasión Martinelli apuntó su artillería pesada contra los grandes empresarios que critican su estilo de gobierno. Hay que hacer la salvedad que la fracción de la clase empresarial que hostiga a Martinelli lo hace por razones políticas y no económicas.
En sus ataques, Martinelli privilegió a los grandes empresarios que pasan “agachados” sin pagar sus impuestos. Destacó al sector bancario, a los comerciantes de la Zona Libre de Colón y a la única línea aérea panameña. Al mismo tiempo, arremetió contra los medios de comunicación que mantienen una crítica abierta a la supuesta corrupción: compra de armamentos, transferencia gratuita de tierras de la Nación, venta de visas de migración y otras.
En un lenguaje llano, Martinelli acusó a estos sectores de ladrones y de corruptos. Insistió en que el gobierno necesita fondos para desarrollar sus obras. “Para lograr estos cambios necesitamos dinero, plata, billete, money, fluss, chen-chen. Esos recursos tienen que salir de algún lado. Les metimos la mano en el bolsillo a los empresaurios. Y eso no nos lo perdonan”.
El enfrentamiento provocado por Martinelli tiene como fundamento medias verdades. En realidad, no son los grandes empresarios panameños quienes desembolsan parte importante de los recursos que recauda el Estado para su funcionamiento. Durante casi un siglo de dominación, ellos han sabido como evadir el pago de sus obligaciones con la sociedad. Los ingresos del gobierno son, en su gran mayoría, tributos que provienen del manejo de la ruta de transito (Canal de Panamá) e impuestos a las transacciones comerciales.
En su discurso, el presidente Martinelli también mencionó a los sectores populares y, especialmente, a la población más pobre. Como de costumbre, al igual que gobernantes anteriores, tergiversó los datos como los de desempleo y pobreza. Señaló que la “pobreza ha disminuido… (gracias a) la beca universal, el aumento del salario mínimo, creando buenos empleos, el programa 100 para los 70, la red de oportunidades, proyectos de vivienda, Jumbo ferias, titulaciones masivas…”
También reconoció que la “bonanza (económica) impone la responsabilidad de ir cerrando la brecha económica y social entre ricos y pobres”. Agregó que el país “no puede seguir siendo un país de mucha riqueza, con un pueblo que la crea y no la disfruta”. Reconoció que el gobierno (no) puede seguir siendo un administrador de la pobreza nacional y de esperanzas colectivas que no se cumplen, por el egoísmo de pocos”. Concluyó enfatizando que “tomamos una decisión histórica y costosa: Cambiar el orden injusto de las cosas. Poner los intereses del pueblo primero”.
Las políticas de Martinelli, sin embargo, han ido en la dirección opuesta a su discurso. La brecha entre ricos y pobres se ha seguido abriendo. Igualmente, reconoce que es el pueblo trabajador que crea toda la riqueza, pero no permite que la disfrute. En su discurso Martinelli se contradijo y señalo que continuará “administrando la pobreza nacional”. Enumeró todos los programas focalizados dirigidos a engañar al pueblo, especialmente a los más pobres. En parte alguna de su intervención, concretó como pretende “cambiar el orden injusto de las cosas”.
La táctica política del discurso consistió en tomar distancia del grupo que el mandatario llamó empresaurios, colocándolos en la vanguardia de los partidos tradicionales de oposición. En cambio, aseguró que su campaña política será “con el pueblo” que recibirá los frutos de su trabajo mediante la expansión y ampliación de programas oficiales focalizados, como becas universales y “100 para los 70”. Es decir, continuar con la política “clientelista” hasta las elecciones de 2014.
Martinelli sacó a sus “enemigos” de su propia clase de sus baluartes y les declaró la guerra abiertamente, disminuyendo el papel de los partidos. Con esta táctica, espera neutralizar sus errores políticos – que producen bajas en su popularidad - provocando escaramuzas constantes con sus contrincantes. Todo indica que en 2012 dirigirá sus esfuerzos a hegemonizar al Partido Panameñista utilizando la táctica del caballo de Troya: Socavarlo desde adentro. En el caso del PRD, buscará la manera de desgajar a la vieja estructura “torrijista” ya dividida.
Con este panorama anunciado por el presidente Martinelli, a los sectores populares les queda resistir la creciente represión de los nuevos aparatos de “seguridad”, así como enfrentar la desarticulación del sector productivo del país que crea más empleo informal y precario. A la vez, tiene que reconocer el quiebre anunciado por el presidente y buscar nuevas tácticas que van desde la opción electoral, la formación de alianzas y la consolidación de la unidad para constituirse en alternativa de poder.
Panamá, 5 de enero de 2012.