El nuevo año 2012 que se inaugura en Panamá tiene todos los rasgos de ser políticamente turbulento como consecuencia de las luchas entre los grupos económicos y la creciente intervención militarista de EEUU. El gobierno del presidente Ricardo Martinelli ya dejó claro su inclinación a favor del grupo de comerciantes que se enfrentan a los intereses del gran capital financiero. A su vez, crece el descontento popular que percibe el incremento de la criminalidad como una falla del gobierno y que también responsabiliza al presidente Martinelli por el aumento del costo de la canasta básica y la creciente informalidad del trabajo.
Los dos grupos que forman los intereses capitalistas dominantes de Panamá, comparten una ideología neoliberal (reducción del sector productivo de la economía) que privilegia la actividad especulativa, la flexibilización del empleo así como la creciente desregulación de la vida pública y la desintegración de la familia. Además, estos dos grupos - que se han declarado la guerra mutuamente (aún a nivel político) - creen ser los aliados estratégicos de EEUU. La presencia militar norteamericana en Panamá se redujo en la década de 1990 al cumplirse los Tratados del Canal Torrijos Carter. Sin embargo, desde 1996 (con el fracasado proyecto del Centro Multilateral Antidrogas - CMA), la militarización de la Fuerza Pública panameña crece con cada gobierno.
En la actualidad, EEUU ha logrado penetrar los estamentos de seguridad panameños en forma total. Controla los mandos superiores y, al mismo tiempo, mantiene una vigilancia estricta sobre los movimientos de los militares panameños, especialmente en la provincia de Darién, fronteriza con Colombia.
Recientemente, EEUU anunció que creó una academia militar en Panamá para supuestamente entrenar a oficiales tanto de Panamá como de Colombia para “combatir personas indocumentadas”. Este objetivo pareciera, más bien, encubrir la política norteamericana de desestabilizar a las estructuras sociales colombianas y de paso hacer igual con Panamá.
El activista norteamericano John Lindsay-Poland, señala que instructores de EEUU y Colombia tendrán bajo su dirección a oficiales centroamericanos que serán entrenados en patrullaje fronterizo, control del tráfico de drogas y combatir a personas indocumentadas. En el caso de los panameños, también recibirán instrucciones para pilotear helicópteros marca Bell comprados el año pasado en Canadá. Aparentemente, estos vehículos aéreos de combate complementarán los helicópteros comprados en Italia, en medio de un escándalo financiero.
A fines de 2011 el ministro de Seguridad Pública de Panamá, J. Raúl Mulino, realizó viajes a Washington y Bogotá. En la capital norteamericana coordinó las acciones que realizarán los mandos militares de ese país en Panamá. En Colombia fue condecorado por el presidente Santos en medio de una reunión con todos los jefes militares del país hermano.
Lindsay Poland también informa que EEUU finalmente pudo inaugurar en abril de 2011 una versión del CMA en la base aérea militar de Howard, en la entrada sur (Pacífico) del Canal de Panamá. Según Lindsay Poland, se trata de un “centro regional para la guerra contra la droga que cuenta con el apoyo del Sistema de Integración de Centro América (SICA)”. El activista norteamericano denuncia que el SICA, instrumento de integración regional, “se ha convertido en un vehículo para la militarización de la región”. La nueva versión del CMA en Panamá servirá de sede para que EEUU pueda formar tropas de Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y República Dominicana.
Según Alfredo Callejas, el director del Centro, la base militar será coordinada con el Comando Sur de EEUU actualmente operando desde Key West, Florida. El Comando Sur se creó en Panamá después de la Segunda Guerra Mundial y coordinó todas las actividades militares de EEUU en la región latinoamericana por casi medio siglo desde la antigua Zona del Canal de Panamá. Según EEUU, el Comando Sur se limitará a vigilar el tráfico aéreo y marítimo en el área utilizando a Panamá como base. Cuando se negoció el CMA (1996-1998), EEUU tuvo que admitir que Panamá serviría también para apoyar ataques militares contra Colombia. Esta fue una de las razones por las que las negociaciones entre los dos países fracasaron hace 15 años.
Lindsay Poland también confirma que EEUU está construyendo un muelle militar valorada en 1.8 millones de dólares en el área de Puerto Piña, provincia de Darién, a pocos kilómetros de la frontera con Colombia sobre el Pacífico. La construcción la está haciendo una empresa ecuatoriana. Según otros informes, esta es una de las 11 bases aéro-navales que tendrá EEUU en Panamá.
Los pescadores y campesinos, así como los pueblos indígenas de Darién, han sido perseguidos y acosados por los elementos militares panameños en forma creciente. Al principio los militares acusaban a los campesinos – sin pruebas - de venderles víveres a los “narcoterroristas” que pasaban por la región. En versiones más recientes, el gobierno declaró – abusando de su credibilidad - que los campesinos del Darién y Kuna Yala se habían convertido en aliados peligrosos de las FARC.
La creciente militarización de Panamá y la pugna abierta entre las diferentes fracciones de los grupos que concentran el poder, pueden constituirse en un caldo explosivo cuyas consecuencias son impredecibles.
Panamá, 12 de enero de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario